Las consecuencias de no aprobar el presupuesto general de República
Entre los riesgos que se corren figuran la desconfianza de organismos de crédito externo para prestar fondos que tienen como fin el desarrollo del país
Como es de esperarse, la Secretaría de Estado en el Despacho de Finanzas presentó al Congreso Nacional en la primera quincena de septiembre el anteproyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República.
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El Congreso Nacional y, por tanto, los diferentes partidos políticos que lo conforman tienen la atribución y el deber constitucional de aprobar anualmente el Presupuesto General de Ingresos y Egresos debidamente desglosado a más tardar el 31 de diciembre del año en curso.
De no hacerlo, la Constitución de la República en el Art. 368 y la Ley Orgánica del Presupuesto en el Art. 29 establece que continuará en vigencia el presupuesto del año anterior.
El Presupuesto General de la República es el principal instrumento de política pública del Gobierno que permite, por un lado, estimar los ingresos que el Gobierno espera recaudar a través de impuestos, determina el techo máximo de nuevo endeudamiento y establece cuánto, cómo, en qué y quién gastará estos ingresos públicos, y su importancia estratégica está en los diferentes sucesos que tiene sobre la vida cotidiana de los hondureños.
Cuando un Gobierno no dispone de un presupuesto debidamente aprobado, los actores políticos no están privando al partido de gobierno de cumplir su agenda social, económica o incluso política, sino están privando a la población en condiciones de vulnerabilidad de recibir los apoyos sociales necesarios para apaciguar las condiciones en las que se encuentra.
Se están oponiendo al financiamiento de la cooperación para el desarrollo y organismos multilaterales para ejecutar proyectos de infraestructura que dinamice la economía y genere nuevos puestos de trabajo.
Pero, sobre todo se le está negando a la ciudadanía, la sociedad civil, la cooperación y el sector privado que conozcan, de manera clara y transparente, cómo se usan y a qué se destinan los recursos públicos.
Si bien, el anteproyecto de presupuesto actual debe ser mejorado, más perjudicial para las finanzas públicas y los hondureños es no tener un presupuesto debidamente aprobado.
Por tanto, los diputados, en la oposición y en oficialismo deben comprender que el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la República no es un instrumento para negociaciones políticas oscuras como se esta manejando hasta el momento, sino que es el principal motor de desarrollo y generador de prosperidad para los hondureños.
Además: Presupuesto, confidencialidad y falta de un plan de desarrollo
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