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¿ZEDES o cortinas de humo?

Surgen de nuevo, en tiempos en que la clase política y gerencial del estado de Honduras está otra vez en el ojo del huracán por irregularidades en la pandemia.


Parecería no llamar demasiado la atención la reactivación del tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDES), si no fuera que aquí –cada vez que revienta un asunto digamos que delicado o grueso como dice la juventud- alguien o algunos tienen que salirnos con esas, cada vez más recurrentes y sospechosas, cortinas de humo o más popularmente conocidos como globos sonda.

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Días atrás un respetado columnista de un medio impreso -suspicaz como nos hemos convertido muchos aquí, a fuerza de sospechar de todo y de todos- decía sorprenderle como por arte de magia, reaparecía y volvía a ser noticia el asunto de las ZEDES, justo en momentos en que el poder político volvía a estar en el ojo del huracán por las oscuras compras covid. ¿Y quien dice que no se trata de eso, porque ya lo fue antes, de una cortina de humo o de un globo sonda esto del sospechosamente cíclico asunto de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico?, ¿y no hay ya antecedentes pues?.

Bueno. Hay una realidad puntual y es lo que las fuerzas vivas y autoridades de Islas de la Bahía han decidido respecto a la ZEDE que un grupo de inversionistas internacionales pretenden montar en el departamento insular de Honduras.

Existe desde el año 2011 un proyecto de atraer a través de ese tipo de concesiones territoriales y jurídicas a inversionistas extranjeros bajo un modelo que fue rotundamente exitoso en zonas como Hong Kong y Singapur, que en principio se quisieron vender como Ciudades Modelo. No estamos hablando entonces de un asunto que no esté en la agenda nacional. De hecho en junio de 2013, y después de un par de reformas, el Congreso Nacional, rectorado por el ahora presidente Juan Orlando Hernández, aprobó la Ley Orgánica de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico. Sólo decimos que nos parece suspicazmente raro, que se haya reactivado justo en estos tiempos en los que la lucha institucional contra la corrupción pública y privada está en el ojo del huracán, el tema o el asunto de las ZEDES. Ni siquiera estamos soslayando la aureola de controversia que ha estado sobre las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico. Por cierto que no son pocos los que piensan que este esquema de inversión extranjera socaba la soberanía nacional de un estado, pues crean estados dentro de un estado con su propio estamento jurídico y fuera del alcance de las leyes del Estado que les permite entrar con su inversión. Hay quienes conciben también estos modelos como una estrategia para que se profundicen las políticas neoliberales al extremo de desmembrar los territorios de los países donde sus pueblos originarios no son capaces de defender su soberanía.

Eso y más se dice de las ZEDES mientras el gobierno, sectores empresariales y algunas fuerzas vivas destacan las bondades de ese proyecto. Quienes las defienden insisten en que la creación de las mismas tiene como propósito atraer inversión y generar empleo en zonas deshabitadas del país o en municipios que soliciten la instalación de una ZEDE mediante referéndum, si fuese necesario. El sector oficial defiende las zonas de empleo sólo como áreas circunscritas a un régimen especial bajo un marco autónomo de políticas fiscales, de seguridad y de resolución de conflictos, entre otras competencias.

No se trata del territorio nacional en venta a extranjeros, insisten. Y la verdad es que nosotros no somos quienes para decir si las ZEDES son o no tal cosa. Talvez pudiéramos cuestionar -eso si- el hecho de que quienes quieran venir a invertir aquí a través de ese tipo de modelos, no quieran venir a meterse en donde está todo hecho o casi todo hecho. En donde está la pura y más rica carne, pues. De eso se tratarían talvez nuestros cuestionamientos y de ver si el pueblo de las Islas de la Bahía fue consultado sobre si querían este modelo de supuesto desarrollo. En tanto permítannos nada más dejar en el aire nuestra perspicaz inquietud inicial de si el tema de las ZEDES no es más que otra cortina de humo, lanzada en tiempos en que la clase política y gerencial del estado de Honduras está otra vez en el ojo del huracán.


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