El cambio climático es un tema que supuestamente acapara el interés y es de preocupación de los líderes mundiales, sin embargo, las acciones para frenarlo no acompañan esa preocupación.

Recuerdo que hace algunos años el entonces presidente de la nación más poderosa del mundo, Barack Obama, en el discurso de toma de posesión de su segundo mandato expreso lo siguiente: "Responderemos a la amenaza del cambio climático, sabiendo que dejar de hacerlo traicionaría a nuestros hijos y a las futuras generaciones" una promesa alentadora proveniente de un liderazgo mundial, lastimosamente y como pasa siempre con la mayoría de políticos en el mundo, buscan las palabras más bonitas para bañarse de aplausos, pero las acciones nunca llegan y las palabras se las lleva el viento.

Para enfrentar las catástrofes presentes y futuras urgimos de acciones, el Protocolo de Kioto, por ejemplo, llegará a su final el 31 de diciembre de este 2020, en el mismo los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, transferir fondos y tecnología a los países en desarrollo para ayudarlos a enfrentar los impactos del cambio climático, pero esos compromisos no se cumplieron lo que ha costado la vida a miles de personas que han muerto por falta de alimento debido a las largas sequias y a los nuevos virus y enfermedades que llegaron para quedarse, nuevas plagas que afectan la flora y fauna haciendo colapsar ecosistemas completos y poniendo en alto riesgo a otros que son claves para la vida en la Tierra.

Actualmente los muertos por el virus covid-19 se cuentan por miles, pero los muertos por el cambio climático ya se cuentan por millones, entonces ¿cuál es la verdadera pandemia? Mediáticamente la información sobre el coronavirus nos bombardea el cerebro de día y de noche y los países no están escatimando recursos económicos para responder a la emergencia sanitaria como debe ser, pero ¿qué paso con los recursos económicos para atender la emergencia climática que amenaza la vida en nuestro planeta?

Hace algunos años en países del este de Europa como Rusia y Ucrania al menos 200 personas murieron de mil 745 que sufrieron congelaciones, debido a la fuerte ola de frío, con temperaturas de hasta 50 grados bajo cero, la mayor que se recuerda desde 1938, sin embargo, en la actualidad estos países extrañan esas olas de frio y ahora reportan olas de calor extremas que solo en un mes en 2019, cobraron la vida de 35 mil personas en Europa.

Un estudio realizado por la Universidad de Málaga, España, reveló que aproximadamente 30 mil especies se están extinguiendo de nuestro planeta cada año debido al cambio climático, esto afecta tanto a los ecosistemas marinos como a los terrestres, ya que las diferentes especies no están preparadas para adaptarse y sobrevivir a los cambios rápidos.

En nuestra querida Honduras, el cambio climático se refleja anualmente con mayor intensidad en el campo en donde los productores experimentan una dramática reducción en su producción, las estaciones del año siguen variando y afectando los patrones de lluvias acostumbrados y las consecuencias son graves con miles de familias que entran en extrema pobreza desencadenando migraciones masivas.

El organismo ecologista alemán GERMANWATCH, ha venido presentando informes referentes al Índice Global de Riesgo Climático y tras estudiar los eventos climáticos extremos de las últimas dos décadas en 179 países, concluye que Honduras es uno de los países más impactado por el cambio del clima con un promedio de 329 personas muertas por año, a nivel global no menos de 530 mil personas mueren a consecuencia de eventos climáticos extremos como sequias, golpes de calor, huracanes violentos, tormentas e inundaciones, dejando un saldo en dos décadas de 2,5 billones de dólares en pérdidas materiales, según se detalla en estos informes, la mala noticia es que estos eventos se agudizarán de forma gradual con severas sequías capaces de paralizar la economía mundial, la temperatura del planeta proyectada a subir por más de dos grados centígrados de lo normal está acabando con los reservorios de agua dulce en estado sólido (polos y nieves eternas) se están derritiendo de forma acelerada aumentando el nivel de los mares, pronto veremos ciudades enteras bajo el agua, perderemos ecosistemas muy valiosos para la humanidad y reservas de agua que pueden ser cruciales en el futuro, esto, solo por mencionar algunas de las amenazas que representa el cambio climático, un tema que debe ser tomado con mayor responsabilidad por autoridades y ciudadanos, tenemos que responder con políticas contundentes para ayudar a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, reducir los consumos energéticos y los consumos en general de productos innecesarios en casa y en el trabajo, menos residuos en los vertederos y mayor aprovechamiento de los mismos como materia prima, la implementación de transporte ecológico, frenar el gasto innecesario del agua, plantar árboles, combatir los incendios forestales, son entre algunas recomendaciones mínimas.

Basta ya de ser indiferentes, hay que cambiar la cultura de la reacción por la de prevención, ante el llamado histórico que nos hace nuestro planeta tierra, un legado de Dios que tenemos la obligación de cuidar y conservar.

Como dijo el expresidente de los Estados Unidos, dejar de hacerlo traicionaría a nuestros hijos y a las futuras generaciones.

Si nos vamos a ensuciar las manos que sea por la Tierra…