A simple vista nos parece común los tránsfugas al interior de las corrientes internas de los partidos políticos cada vez que se acerca los procesos electorales en el país, o es  realmente por simpatías, o es porque hay una descarga de resentimientos hacia un determinado líder que falló en sus compromisos pactados para un cargo de elección popular, o simplemente la estrategia política es mantener el estatus quo. Porque así es mejor, al estar cerca del que tiene mayor opción de victoria.

Aquí el problema no es la “salida” o por crecer en aceptación política, sino por asegurar puestos públicos, cuotas de poder o un cargo de elección popular. No es de darle tantas vueltas al asunto, es ser sagaz ante el momento que se presenta la opción, en Honduras esto es común. A alguien lo anuncian con bombos y platillos en un movimiento interno o en un partido político, pero más tarda en cantar un gallo, cuando ya anuncian que abandona el lugar para buscar otro destino, esto es falta de seriedad y falta de respeto a quienes creen y siguen a estos supuestos líderes y sus ideales.

Tampoco quiero yo, pasar por alto que en política los acuerdos son el resultados de los constantes cabildeos, sino mire en el Partido Nacional, los tránsfugas están a la orden del día, el diputado Antonio Rivera, quien era considerado la mano derecha del presidente del Congreso Nacional y precandidato presidencial nacionalista, Mauricio Oliva en el parlamento hondureño, se bajó del barco del movimiento “Junto Podemos” para subirse al proyecto del presidenciable Nasry, “Tito”, Asfura, lo mismo pasó con Juan Carlos Álvarez, hermano del coordinador de campaña de juntos podemos, Ricardo Álvarez y también se unió a “Fe y “Esperanza”, así pasa también del otro lado. Ve usted, solo importa el interés particular para obtener posiciones porque para eso gastan. Como lo dijo el asesor presidencial Marvin Ponce “nadie gasta para perder”.

Un tránsfuga en política es un líder que huye de un proyecto, para abrazar otro, la mayor motivación es asegurar su futuro político. Estas escenas se ven en casi todos los partidos políticos de Honduras, consideran que es  la oportunidad de zafarse del supuesto líder débil e impopular para acercarse al fuerte y ganador, claro está, hay que asegurar el poder; así es la política para quienes miran todo de manera vertical y no horizontal, un término controvertido y de diferente uso y comprensión, según el momento en que esté.

Sin embargo aquellos anfibios de la política, sí, los que cuando están afuera rápido están adentro del pozo de agua, se les terminará su jueguito, porque en las reformas electorales que discute el Congreso Nacional se le pone  fin. Estará regulada en el numeral 10 del artículo 115 contentivo de las prohibiciones a los partidos políticos, textualmente dice: “Prohíbe a los partidos políticos inscribir como candidatos a cualquier cargo de elección popular para las Elecciones Generales a personas que hayan participado en elecciones primarias en otro partido político”. Una novedad, pero deja abierto el transfuguismo en las elecciones primarias.

Es tiempo que usted, amigo elector, comience a identificar a estos supuestos líderes, que rápido pierden su convicción y su lealtad solo por  unos dólares más, oportunistas que saltan de un partido a otro o de un movimiento interno a otro. Este transfuguismo entendido en términos amplios, como una deslealtad democrática, para muchos analistas dicho fenómeno permitido en las democracias de los países entre ellos Honduras, es perverso, una falta de firmeza ideológica y debilidad en las convicciones de la personas que lo practica; para otros es una conducta que atenta contra la voluntad popular. Entonces, ¿es una estrategia política o status quo?