Apenas se ve una luz al final del túnel, claro, a espera que se cumplan los acuerdos en la política hondureña en el marco de las llevadas y traídas reformas electorales, quiero a través de este articulo plasmar las inquietudes que palpitan en el corazón de los hondureños y que se mueven en la mente de las mayorías.

Sí, esas mayorías cansadas de tanta corrupción que se prestan líderes de los partidos llamados grandes y los llamados pequeños cada vez que se acerca una contienda electoral.

Existen acuerdos hasta hoy que le ponen la lápida a los que, a costo de la democracia, se enriquecen cada cuatro años. Empezamos diciendo que se termina la entrega de credenciales sin nombres y apellidos a los partidos políticos. Sí, aquellas que se daba como cartas de naipes, y que al final se vendían al mejor postor, en un mercado persa estilo Honduras.

Solo para las elecciones de noviembre de 2017 se entregaron 362,090 credenciales a 10 partidos políticos en la mayor entrega en la historia política de Honduras.

Lo lamentable es que el 80 por ciento de partidos políticos no cumplieron con el total de sus representantes en unas 18,103 mesas electorales, o ¿cree usted que los emergentes puedan llevar unos 36 mil representantes a las mesas?, cuando a los sumo sacan tres mil votos en el nivel presidencial y es aquí donde afloran las dudas, por que aparecieron varios delegados disque representando a un determinado partido pero que al final tenían líneas de otros, es ahí donde aparece la corrupción en la política porque de todos es sabido la venta sin escrúpulos de las credenciales en un mercado de valores de quien más da.

Otro acuerdo en el marco de reformas electorales es la deuda política, se eliminó un artículo de la actual ley donde se ordenaba el pago no menos del 15 por ciento del que corresponde al partido que obtuvo mayor cantidad de votos, a los institutos emergentes, es decir que el costo del voto se elevó en la última justa eleccionaria donde se pagó por ejemplo al Partido Nacional 39 lempiras por sufragio logrado, mientras que a los partidos pequeños les pagaron 3 mil lempiras por cada voto.

El estado erogo más 9 millones de lempiras a cada uno, ve usted como los acuerdos bajo la mesa siempre tiene un impacto fiscal al erario público, sin embargo con la reforma electoral, ahora se le pagará al instituto político por cada voto que obtengan en las elecciones, es por eso que muchos de sus líderes pegan el grito al cielo por que se termina el negocio.

La corrupción en la política es apegarse al quien más da, al fin el propósito es un enriquecimiento monetario y cuotas de poder personal o para determinado grupo, aquí no importamos todos, aquí lo que importa es el beneficio de los mal nacidos hijos de la democracia hondureña, no existe norma moral que la restrinja, ni norma penal que los persiga.

Bueno es entonces aprovechar para que se agilice la aprobación del estamento jurídico que regulara la nueva corte de justicia electoral, claro, se espera que la misma no lleve el ingrediente político, ese sazón que siempre quieren los políticos de turno que lleve la sopa de corrupción, porque si es así, entonces se gasta pólvora en zopilote, queremos una justicia que termine de una vez por todas con esas astucias sucias y persiga sin dar tregua a corruptos y corruptela.