Los partidos políticos se convierten en los hijos de la democracia considerando que fue esta primero, como tal, alcanzó sus primeras experiencias sin la participación de ellos, pero hoy en día se convierten los institutos políticos en un juego institucional de pesos y contrapesos necesarios a la vida democrática.

En Honduras, desde hace 37 años que comprende la actual era democrática, desde la constituyente de 1981, la misma fue fortalecida con la participación libre y voluntaria de los partidos políticos que atrajeron la voluntad popular y vía sufragio eligieron los gobiernos que ejercieron poder en el Estado, hasta que fue impactada por el hecho mismo de la caída del poder del expresidente, José Manuel Zelaya, en junio de 2009.

Ha predominado una hegemonía del bipartidismo en el poder, Partido Nacional y Partido Liberal, y ahora que la arena política nacional, abraza un tripartidismo, incluyendo a Libertad y Refundación (Libre), partido de izquierda en Honduras.

Pero, es importante preguntarse si en su evolución histórica, los 11 partidos políticos constituidos en el país, ¿han garantizado los derechos civiles y políticos de los ciudadanos?, o se han dedicado a enseñar el servilismo y la mediocridad.

O como bien apuntó Moisei Ostrogorski en su libro La democracia y los partidos políticos, “que los ciudadanos escojan un partido, que se sometan a él, dándole un cheque en blanco y ya se encargará el partido de darle el impulso requerido”.

Moisey Yakovlevich Ostrogorski fue político, politólogo, historiador, jurista y sociólogo, ruso. Junto con Max Weber y Robert Michels, considerados los fundadores de la sociología política y las teorías sobre sistemas de partidos y partidos políticos

Para muchos, los partidos políticos de Honduras tienen una gran deuda histórica con la población. A sus líderes se les olvidó el interés común, vieron en la democracia el medio perfecto para enriquecerse, para tener poder, para optar a chambas, para abrazar la impunidad en muchos casos, para lograr un cargo de elección popular, para meterse hacer co-gobierno, etcétera, etcétera, etcétera.

Los partidos políticos en Honduras se han convertido en haciendas particulares, y los dueños de las mismas hacen lo que quieren, sin abrir sus oídos y sus ojos a quienes creen aun en sus más infames propuestas. Vaya que con sus mentiras y falsas soluciones han tenido en el hueco de la mano a su militancia.

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A muchos “no les ha caído el veinte” que, desde el seno de las instituciones políticas, si logran el poder es para buscar desarrollar el país, pero si es desde la oposición, deben tener propuestas responsables. Pero en Honduras, es todo al revés, el poder es la plataforma para que unos pocos se vuelvan más ricos y mientras desde la oposición existen posiciones tibias. Es un imperativo entonces, que desde los partidos políticos deben salir personas serias y honorables, y consecuentes con las ideas que profesan.

Es oportuno que las organizaciones políticas del país ya conformadas y otras que están en ese proceso, conozcan su fin, su propósito, que sean forjadores de la democracia no vergüenza de la misma, sino existirá siempre la inquietud, ¿para qué sirven los partidos políticos?

Es tiempo de enrolarse a los intereses del pueblo, que cada ciudadano pueda apreciar su inclusión, porque cada cuatro años se cree en la democracia y la elección de autoridades nacionales, departamentales y municipales.

Honduras espera muchos de ustedes.

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