El exgoleador hondureño Roberto "El Macho" Figueroa, mundialista en España-1982, murió a los 61 años de un infarto el domingo en San Francisco (EEUU), informaron este martes sus allegados.

El exfutbolista, que cobró notoriedad en el Mundial y como goleador del Real Murcia de España, falleció en un hospital donde fue atendido de emergencia, dijo Efraín Gutiérrez, su excompañero de selección, a medios locales.

Una tarde de enero en Valle de Ángeles de 1982,
un grupo de niños, nos sentábamos en un bordillo del campo,
viendo esa mesa verde, templada bajo el sol que retaban
los futbolistas de la selección, que hacían sus prácticas rupestres,
alistándose y amarrándose la vida con sus tacos Flamingo,
para irse por primera vez al mundial.

Casi toda esa generación de jugadores
usaba el afro, y uno los confundía,
pero el 10 era imposible no reconocerlo
con esa pata bendita, que desbarrancaba
las ramas de los eucaliptos, que crecían
huérfanos en el monte de aquel
llano echado al azar, donde el balón
salía disparado detrás de la portería
y que a veces hacia estremecer los tubos
oxidados de la meta, cuando levantaba
la pata bendita el gran Macho Figueroa…

Una vez lo vi disparar desde la otra meta
hasta cruzar el campo, dejando estelas
de fuego y polvo en el aire con su brutal
patada al balón de cuero curtido.
Estaba casi solo, en la inmensidad de
la gloria a las 6 de la tarde practicando,
junto a una grabadora Record, de doble casetera,
con los Ríos de Babilonia que arrastraba la noche
en sus turbulentos recuerdos.

A lo lejos un hombre con gorra estaba
anotando en un cuaderno, era el Panchón
Guerra que tenía un bigote tan grande
como la pata del Macho.

Salí corriendo a contarle a mi papa,
pero no lo interrumpí. Estaba tomando un café
y platicando con un señor de corbata roja.

Él es el abogado Chemita Palacios,
el mejor penalista de Honduras- me dijo.

- Pensé que era el Macho Figueroa- le respondí…
Don Chemita me tocó la cabeza y remató
como si fuera un tiro libre:
- Tenés razón- dijo, y siguieron tomando café.

El amargo café de la tarde en Valle de Ángeles de 1982.

Allan McDonald