La industria de la moda desde muchos años atrás ha sufrido la falsificación de sus productos. Los cuales cuentan un proceso creativo y una propiedad intelectual.

Cada accesorio, prenda o bolso lleva un proceso de diseño para su elaboración. Es por esa razón que para mí, el uso o la compra de cosas falsas como que si fueran legitimas, me parece una falta de respeto y una burla hacia la marca y el diseñador.

Antes de todo hay que distinguir entre algo falso y algo inspirado en una marca. Como en el caso de las “Fast Fashion Stores”. Tiendas que se inspiran en los diseños o tendencias que marcan las grandes casas de moda (como Fendi, Gucci y Chanel) para poder crear un producto similar y llevarlo en masa al mercado.

Estas no son imitaciones como tal, ya que no llevan el logo de la marca, no tienen el mismo diseño, ni el mismo material. Simplemente son prendas que comparten una misma tendencia y a simple vista son similares. Ahora las imitaciones o falsificaciones sin son un robo de la propiedad intelectual.

Grabriela Zelaya - Backstage 2015.

Las imitaciones, como su nombre lo dice, son una fiel copia del producto original. Tienen los mismos logos, las mismas siluetas, las mismas costuras, la misma forma en fin, todo es igual.

Cambia la calidad de este, ¡ah! y no podemos olvidar el precio. Claro es más fácil ir y comprar algo que costará menos de la mitad que el producto original pero, esto es simplemente engañarse.

La compra de algo falso le duele más al comprador. Pueda que algunas prendas de diseñador y accesorios estén fuera de nuestro alcance, pero eso no debe ser una excusa para comprar una imitación con el logotipo de una marca o diseñador.

Al comprar algo falso el único propósito que se busca es presumir el nombre de una marca volviéndose algo superficial en lugar de comprar algo que de verdad nos guste y se identifique con nuestro estilo .

Sally La Pointe Fall 2015.