Es normal que se alargue tu jornada laboral de vez en cuando, pero no siempre. El pasar siempre más horas de lo requerido en el trabajo no significa que estás siendo más productivo. Significa una de dos cosas: o estás sobrecargado de trabajo o no estás siendo eficiente y en más horas haces lo que en menos podrías lograr.

El propósito es que los empleados sean lo más productivos y eficientes posible. En una institución con una correcta gestión de la persona esto se entiende y no se considera buen empleado al que pasa más horas en el lugar, si no al que está más comprometido y es más productivo.

Para que esto suceda, la organización debe brindar todos los elementos necesarios, me refiero a: comunicación interna adecuada, seguridad psicológica, escucha activa, cultura organizacional, gestión de la persona, recursos, fondos, liderazgo, etc. Centrémonos en la relación con uno de estos elementos y la productividad; la comunicación interna.

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La primera falla es no relacionar adecuadamente uno con el otro. Si la comunicación interna es fluida y hay claridad en los colaboradores con los objetivos, visión, misión, motivación y hay un adecuado liderazgo, la productividad aumenta.

Dentro de las empresas todo es comunicación y si es asertiva será eficaz y esto permitirá automatizar los procesos internos, reforzar conocimiento y establecer un horizonte claro de metas a cumplir.

Si, al contrario, la comunicación es mediocre, hay falta de entendimiento y poca fidelización, la productividad se verá disminuida. Con mensajes claros, liderazgo orientado a resultados y excelente gestión de la persona, hay mejoras en rendimiento laboral y clima organizacional.

Revisa siempre el tema de comunicación, tanto a nivel de empresa como personal. Recordemos que, para proyectar una buena imagen y reputación organizacional, primero debe estar todo funcionando bien a lo interno. Y todo funciona bien a lo interno si la comunicación está bien gestionada, las redes de comunicación y el trabajo en equipo están articulados.

La meta: Eficiencia, eficacia, compromiso y productividad.
El medio: excelente comunicación, gestión de la persona y liderazgo.
El fin: poca rotación, rentabilidad y posicionamiento.
Los protagonistas: los colaboradores.
Los facilitadores: directivos y líderes de la empresa.

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