Seguir una estrategia de política monetaria o fiscal requiere información precisa y oportuna sobre el comportamiento de distintas variables económicas, siendo indispensable para tal fin poseer indicadores cuantitativos que estén elaborados bajo los estándares estadísticos internacionales más actualizados.

Lo anterior no garantiza que se tomen las mejores decisiones de política, pero sí garantiza mayor eficiencia en el proceso de diseño y ejecución de políticas al poseer mejor información estadística.

Tomemos como ejemplo la preocupante escalada de la inflación tanto internacional como nacional, que ha traído a la mesa de debate los análisis de distintos economistas con posturas diferentes sobre las decisiones de política monetaria que se deberían tomar frente a este complejo escenario.

En lo personal mi preocupación inicial, antes de entrar en un debate de postura de política monetaria, es sobre un tema que no se menciona de forma recurrente en los foros de opinión: ¿Se está midiendo correctamente la inflación?

Actualmente la inflación que se reporta de la economía hondureña proviene de la variación porcentual (interanual o intermensual) del índice de Precios al Consumidor (IPC) cuyo período base es diciembre 1999, y que está elaborado con una canasta de consumo diseñada a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de Hogares (ENIGH) que fue realizada entre 1998 y 1999.

Lo anterior implica un desface significativo en cuanto a la estructura y patrones de consumo de los hogares hondureños, es decir que bienes y en qué cantidad se adquieren por parte de la población, además que es fundamental considerar que algunos de los bienes que incluye este IPC no se utilizan en la actualidad y hay otros que no están incluidos (nuevos) debido, por ejemplo, a cambios tecnológicos.  

Los organismos internacionales encargados de la diseminación y estandarización de normas para la compilación de estadística macroeconómica señalan que las actualizaciones del IPC deben ser periódicas, siendo el óptimo cada 5 años y por lo menos 1 vez cada diez años, resultando el caso hondureño en un rezago importante dado que ya se ha sobre pasado los 20 años respecto a una nueva actualización.

El Banco Central de Honduras (BCH), encargado de la estimación del IPC y por lo tanto de la inflación, puso en marcha la nueva ENIGH en años recientes (2019-2020), sin embargo, con la irrupción de la pandemia este proceso quedo en pausa, teniendo que ser reprogramado para los años 2021-2022.

Es de gran importancia que esta actividad sea finalizada lo antes posible, debido a que las mediciones de la inflación están sujetas a múltiples críticas debido a este trasfondo metodológico, y además que, si el BCH tiene la intención de adoptar por completo un esquema de metas de inflación, es indispensable poseer una medida actualizada y coherente con las condiciones existentes de la economía. Por lo tanto, bajo este contexto, surgen dudas ¿La inflación cuantificada es un dato apegado a la realidad? ¿es adecuado para la toma de decisiones de política monetaria?