La experiencia ganada, los cambios tecnológicos y el método científico han permitido mejorar el diseño y la aplicación de la política monetaria a través del tiempo. En específico son tres dimensiones en las que los bancos centrales reflejan estas mejoras:

  • Fortaleza institucional: El aumento de transparencia e independencia de los bancos centrales ha generado un mayor grado de autonomía para realizar acciones de política monetaria. Esto sumado a la acotación de sus objetivos, colocando como el principal la estabilidad de precios, ha consolidado la credibilidad de la autoridad monetaria.
  • Claridad de los roles macrofinancieros: la separación de la política monetaria y fiscal, para evitar dominancia fiscal que en el pasado ha generado episodios de descontrol inflacionario. Así como una mejor comprensión sobre el rol que juega el esquema cambiario en la economía y en el sector financiero, han permitido adaptar el diseño de política monetaria a distintos escenarios.
  • Mejora de la capacidad Analítica: la adopción de estándares estadísticos internacionales,  nuevas tecnologías y la especialización de capital humano, han facultado a los bancos centrales a mejorar sus capacidades de análisis macroeconómico, robusteciendo el proceso de toma de decisiones. Todo lo anterior complementado por nuevas estrategias de comunicación basándose en mensajes de más fácil comprensión.

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Los avances en estas tres dimensiones han dado como resultado que la inflación en la región se haya estabilizado y reducido a través del tiempo. Como evidencia, la inflación en todos los países de la región en conjunto pasó de alrededor de un 10.3% en promedio durante la década de los años noventa, a un 8.5% durante los primeros diez años del siglo XXI, hasta llegar a un 3.7% desde enero de 2011 hasta la actualidad.

En este contexto positivo, hasta ahora más favorable en términos de control de inflación, los bancos centrales de la región poseen distintos esquemas de política monetaria. Costa Rica, Guatemala y República Dominicana navegan en un esquema de metas de inflación (MI),  Honduras y Nicaragua se mantienen en un esquema monetario intermedio,  mientras que El Salvador es una economía completamente dolarizada desde el año 2001.

Estos distintos esquemas determinan el tipo de reacción que cada banco central tendrá frente a las presiones inflacionarias (como las actuales), en términos de la intensidad de uso de algunas herramientas, como las tasas de interés de referencia. Por ende, el esquema existente en cada país determinará la trayectoria de convergencia de su inflación, desde los altos registros actuales hacia cifras más usuales para la población.

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