Aprovechando el debate sobre los posibles problemas económicos que afectaran a nuestro país vale la pena enfatizar sobre la representación que tenemos los jóvenes.

Actualmente 6 de cada 10 hondureños somos jóvenes menores de 29 años por lo que representamos la mayoría de la población, incluso, llegamos a representar el 40% de la fuerza laboral del país, es decir, 1.4 millones de hondureños somos jóvenes entre 15 y 29 años que estamos económicamente activos.

Ante esta realidad es normal escuchar que los jóvenes somos el futuro del país o que somos nosotros, los jóvenes quienes debemos luchar por una mejor Honduras; sin embargo, muy rara vez escuchamos quien o quienes y el que se esta haciendo para asegurarnos el presente para poder ser el futuro del país. Y es que el presente para la mayoría de la población parece estar cada día más difícil, en especial para nosotros, los jóvenes.

Los problemas de empleo alcanzan al 51% de los jóvenes entre 15 y 29 años, la tasa de desempleo juvenil se situó en 16.4% siendo el doble que la tasa de desempleo nacional para el 2021 y más de 180 mil jóvenes se encuentran desalentados ante la imposibilidad de encontrar empleo.

Los problemas de empleo juveniles que a su vez van acompañados de un sentimiento de desesperanza son parte de los factores que han contribuido a incrementar en los últimos años los flujos de migración irregular hacia Estados Unidos o España -principalmente- y a aumentar los niveles de inseguridad y criminalidad del país, por tanto, las políticas de apoyo social, las estrategias de seguridad y las decisiones económicas para frenar la migración o reducir la inseguridad, sino van acompañas de estrategias que contribuyan a reducir los problemas de empleo juvenil muy difícilmente serán efectivas en su propósito. 

Finalmente es importante recordar que en un contexto de incertidumbre económica mundial y bajo la posibilidad latente de una crisis económica en Estados Unidos, el futuro para quienes estamos obligados a ser el futuro del país se ve cada vez más difícil y cada vez menos claro.

Sin embargo, sostengo que la elección de un nuevo gobierno con un alto grado de participación juvenil representa aun una esperanza para empezar a asegurar el presente de una generación de hondureños que ha sido fuertemente golpeada por las crisis económicas, políticas y de institucionalidad; no obstante, esta esperanza se ira agotando y convirtiendo en desesperanza en la medida pase el tiempo y los resultados de un cambio positivo para el país y en especial, para los jóvenes no llegue.