La unidad es una propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse sin alterarse o destruirse.

En las sociedades pasa exactamente igual: los países que tienen sociedades menos unidas son más vulnerables a la fragmentación y polarización, impidiendo que sus
ciudadanos alcancen horizontes de prosperidad que les permitan una vida digna.

En tanto que la prosperidad es el desarrollo económico y social favorable de las personas, hogares o empresas. La unidad se posiciona como la pieza clave para lograr este objetivo de nación.

El artículo 59 de la Constitución de la República lo reafirma al citar: “La persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado. Todos tienen la obligación de
respetarla y protegerla. La dignidad del ser humano es inviolable”.

La pandemia de la COVID-19 fue la primera muestra que tuvo el mundo que en la unidad está la respuesta para afrontar situaciones nunca vividas.

En Honduras, fue este hecho lo que llevó a que el sector privado, los gobiernos locales y el gobierno central complementaran esfuerzos para que los hondureños tuviéramos acceso a la vacuna para reducir los efectos de la pandemia, brindar asistencia sanitaria a la población más vulnerable y trabajaran por la seguridad alimentaria aún y cuando la economía y el comercio se encontraban parcialmente paralizados.

En el actual contexto económico y social que atraviesa el mundo, será el grado de unidad que alcancemos los hondureños el termómetro que nos permitirá evaluar la efectividad que tendremos para superar los retos que nos pondrá una potencial
recesión económica mundial.

Y es que la situación económica personal para el 69% de los hondureños ha empeorado en el último año, según información de Barómetro de las Américas 2021, lo que ha ocasionado que la pobreza y la extrema pobreza alcance a siete de cada 10 compatriotas.

La solución a los problemas económicos que contribuya a alcanzar estabilidad social y política permitiendo mejorar la prosperidad de todos está en el trabajo conjunto de los sectores económicos, sociales, políticos y académicos.

Así lo creemos los hondureños cuando el ERIC-SJ nos consultó qué sectores deberían participar en la construcción del país soñado. El 43.8% de los encuestados respondieron que todos los sectores, posicionándose como el porcentaje de respuesta más alto.

Es importante que comprendamos los diferentes sectores sociales, el sector privado, las autoridades nacionales y la sociedad civil que, en estos momentos de fragilidad económica, social y política, el país no necesita de superhéroes, necesita del trabajo
de todos, por tanto, la invitación es para trabajar UNIDOS POR HONDURAS.