El 'sexting', es el intercambio de contenido erótico a través de aplicaciones de mensajería instantánea en las que se envían fotografías y se mantienen conversaciones inapropiadas a través de ciertos códigos.

Jóvenes y adultos han adoptado la costumbre de enviar emojis para disfrazar sus conversaciones sin embargo, el riesgo de compartir o intercambiar este tipo de contenido podría ser peligroso especialmente para los adolescentes en casa.

¿Qué son emojis?

Los emojis son símbolos o ideogramas, que representan una idea o un objeto en lugar de usar palabras a través de mensajes de texto que permiten a una persona el decir algo sin tener que decirlo.

Cuando vemos a los Emojis de esta manera, no es de extrañar que hoy en día estamos viendo haciendo uso de Emojis en el 'sexting'.

Aquí les traemos una guía rápida para padres que publicó el portal Educate Empower Kids creado por Kyle Roberts en la que se explica el uso de los emojis en el 'sexting':

Genitales en el 'sexting':

Otros emojis que representan el pene:

Pechos:

Coito o estimulación manual a la mujer:

Otros emojis para representar el coito:

Estimulación manual a hombres:

Sexo oral:

Orgasmo, para ambos hombre y mujer en el 'sexting':

Orgasmo del hombre:

Según el portal antes mencionado, la creadora de esta guía para padres, recibió una maestría en Asesoramiento Comunitario con un énfasis en Recuperación de la Adicción en la Universidad de Texas en San Antonio y enseña Psicología del Desarrollo en la Universidad de Brigham Young University-Idaho.

¿Por qué el 'sexting' es un peligro para los menores?

Los riesgos de esta práctica comienzan con la divulgación de las imágenes o vídeos entre personas que no eran sus destinatarios. Al tratarse de contenidos íntimos, su difusión supone una pérdida de privacidad, por lo que se produce un agravio en la reputación de la víctima, deteriorando su imagen pública.

Asimismo, esta divulgación puede suponer consecuencias más complejas como:

Ciberbullying: la humillación pública puede dar pie a conductas de acoso al protagonista derivando en un ciberacoso.

Extorsión o chantaje: el contenido también puede utilizarse como herramienta de chantaje solicitante cualquier recompensa a cambio de no hacer difusión.

Grooming y acoso sexual: en los casos de acoso sexual o de acercamiento de adultos a menores con intenciones sexuales, es habitual esta extorsión por exigir que se envíen más contenidos, o incluso contacto sexual directo.

Riesgos físicos: estos contenidos pueden ser utilizados para agresores para seleccionar sus víctimas. En ocasiones, los contenidos muestran elementos que ayudan a determinar la localización fácilmente (centro donde estudian, domicilio, geolocatización, etc).

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