Tras ganar 4-2 en el campo del Espanyol, los jugadores del Barcelona empezaron a celebrar en el centro del campo haciendo un círculo, cuando de pronto ingresó una turba de aficionados de los Periquitos que acorralaron a los jugadores blaugranas.

Los jugadores azulgranas tuvieron que correr hacia los vestuarios perseguidos por varias decenas de aficionados del Espanyol, molestos con los festejos de los azulgranas en el campo de su gran rival catalán.

Los jugadores del Barcelona pudieron meterse a los vestuarios sin ser alcanzados por los hinchas rivales, que fueron contenidos por la seguridad del RCDE Stadium y la policía.

Los aficionados se acercaron hasta la entrada de los vestuarios, donde la policía montó una barrera de escudos, mientras los hinchas fueron retirándose.

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