Con frialdad, paciencia y cálculo, la justicia de Estados Unidos esperó casi dos décadas para acusar y solicitar la extradición del expresidente hondureño entre 2014 y 2022, Juan Orlando Hernández, por crímenes de tráfico de drogas y armas de fuego, pese a que por mucho tiempo lo consideró un aliado.

Eric Olson, exsubdirector para América Latina del Woodrow Wilson Center, consideró que lo anterior demuestra que organismos como el Comando Sur de Estados Unidos "no siempre hablan con una sola voz", ya que expresan un respaldo a un líder y posteriormente lo persiguen por sus supuestas fechorías.

"Es correcto señalarlo como una debilidad. A mí me gustaría que no sucedieran estas cosas, pero a veces las Fuerzas Armadas estadounidenses, con el propósito de mantener relaciones con las de otros países, en este caso Honduras, entran en grandes contradicciones", condenó.

Según la acusación de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, el exmandatario utilizó su influencia y su poder político y, con ellos, protegió a narcotraficantes y participó en el tráfico de drogas desde Sudamérica hacia Estados Unidos entre 2004-2021.

Durante ese tiempo, de acuerdo a la demanda, Juan Orlando Hernández fue la cabeza de una estructura criminal que traficó alrededor de 500 toneladas de cocaína, según la demanda interpuesta el 27 de enero de 2022, el mismo día que cesó el cargo y lo reemplazó la izquierdista Xiomara Castro.

Protegió, entre otros, al narcotraficante guatemalteco Víctor Hugo "El Rojo" Díaz Morales, recibió sobornos del capo mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, le limpió el camino a su hermano Juan Antonio "Tony" Hernández" -ahora encarcelado con cadena perpetua- en el trasiego de droga, de acuerdo a la Fiscalía.

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Poder y drogas

Con tan sólo 29 años, Juan Orlando Hernández se convirtió en diputado del Congreso en las elecciones legislativas de 1997 y, durante las tres siguientes, logró reelegirse con éxito. Finalmente, en enero de 2010, consiguió convertirse en su presidente y cuatro años después pasó a ser presidente de Honduras.

Mientras estuvo en el poder, mantuvo un discurso intimidante ante los criminales: "Nadie está por encima de la ley" y la justicia se aplicará "caiga quien caiga".

En los dos cuatrienios que estuvo en el poder, Hernández recibió muchos elogios por parte de agencias de Estados Unidos como el Comando Sur, que lo consideraron un aliado en la lucha contra el narcotráfico.

Tanto Barack Obama como Donald Trump, cuando fueron presidentes de Estados Unidos mostraron confianza hacia Hernández. Mientras, el exgobernante siempre resaltaba que, con el apoyo de Estados Unidos, se había logrado que el tráfico de drogas se redujera en un 90% en Honduras.

Sin embargo, tras las menciones en su contra que hicieron los excapos, Víctor Hugo Díaz Morales, Juan Antonio Hernández y Geovanny Fuentes, en los juicios que enfrentaron en Estados Unidos, su castillo se derrumbó. El gobierno de Joe Biden, por ejemplo, lo aisló casi por completo de sus decisiones.

En el juicio contra Fuentes Ramírez en 2021, se mencionó la existencia de un co-conspirador denominado CC-4 que era hermano de "Tony" Hernández que "estaba manejando actividades de tráfico de drogas en Honduras".

A Juan Orlando Hernández lo capturaron las autoridades hondureñas el pasado 15 de febrero y un día después, el juez Edwin Ortez encabezó la audiencia de información en su contra. Ahí se le notificaron los delitos por los que la justicia estadounidense lo acusa y solicita su extradición.

Para el martes 16 de marzo se fijó la audiencia de presentación de pruebas. El abogado penalista estadounidense, Jay White, dijo que los fiscales de su país no elaboran un caso basado solo en declaraciones de testigos, ya que siempre deben sustentar con evidencias las declaraciones.

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