"Los miembros de maras y pandillas han tenido conflicto entre sí al interior de los centros penales, con la finalidad de salir heridos o hacerse pasar por heridos para ser enviados a los hospitales de las comunidades más cercanas y poder escapar", dice un reporte de la Policía hondureña.

Entre el 8 y el 21 de abril, en Honduras se han registrado cuatro reyertas entre las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, que han provocado que la presidenta, Xiomara Castro, interviniera el sistema penitenciario.

Según las investigaciones, miembros de estas organizaciones delictivas han utilizado las reyertas como mecanismo de planificación de fugas masivas, con la asistencia de pandilleros en libertad.

"Estas personas los estarían esperando en los hospitales haciéndose pasar por amistades, familiares o incluso como enfermeros, para que en su momento los miembros de la Policía Nacional que custodian a estos privados de libertad sean atacados y logren una fuga masiva desde los hospitales", agrega el reporte policial.

El 21 de abril, después de un motín en la cárcel de máxima seguridad "El Pozo", en Ilama, Santa Bárbara, medios comunicaron la fuga de una de estas personas, que presuntamente era atendida en un hospital santabarbarense, aunque el Instituto Nacional Penitenciario (INP) no lo confirmó.

Ante esta situación, y la posibilidad de que se organicen nuevas reyertas, la Policía ha anunciado que "intensificará el número de efectivos policiales en los diferentes hospitales en donde los privados de libertad están siendo asistidos".

La intervención puesta en marcha la semana anterior por las autoridades en seguridad contempla la reestructuración del INP, cuyas autoridades fueron renovadas la semana anterior, así como un desarme general y un indulto que busca reducir la población carcelaria, que se acerca a las 20,000 personas.

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