La sentencia de casi 28 años de cárcel para Reyna Yamileth Osorio por múltiples agresiones sexuales en perjuicio de cinco niñas es, quizás, una de las más altas impuesta a una mujer por ese tipo de delitos, pero es de las más bajas en comparación con la de otros siete violadores seriales considerados los más despiadados en Honduras.
Entre los perversos hay varios que acumulan más de un siglo de cárcel, otros casi 200 años y uno casi 300 años de reclusión por múltiples abusos a menores de edad, muchos de ellos en centros de refugios para menores y círculos religiosos.
Osorio era parte de la Institución Residencial de Cuidados Alternativos "Hogar Yo Quiero Ser", ubicado en la colonia Sandoval Sorto, en San Pedro Sula, Cortés, al norte de Honduras.
Su fallo judicial confirmó los múltiples señalamientos de que en algunos centros de menores -también denominadas casas hogares de niños en riesgo social- en lugar de protegerlos, algunos empleados los violentan sexualmente.