José Froylán de Jesús Turcios Canelas, mejor conocido como Froylán Turcios, fue un reconocido hondureño como escritor, poeta, periodista y político. Es considerado uno de los intelectuales más importantes de principios del siglo XX.

Además de ello, fue el autor de la Oración del Hondureño. redactó varios libros de novelas, cuentos y poesía, también compuso la letra del Himno al Árbol y el Himno a Morazán.

El estudioso dominicano Max Henriquez Ureña dijo de él: "Fue un talento precoz, empezó a escribir desde su infancia; a los 12 años ya publicaba versos... Como poeta es elegante y correcto, pero es el cuento en lo que sobresale".

Froylán Turcios, nació el 7 de julio de 1875 en  San Francisco de Berra, Olancho
Foto:  hondurea.wordpress.com

Entre sus volúmenes de poesía y cuentos se destacan

  • Mariposas (1895)
  • Renglones (1899), en los que combinó la prosa con el verso.
  •  Hojas de otoño (1905), 
  • Prosas nuevas (1914), 
  • Floresta sonora (1915)
  • Cuentos del amor y de la muerte (1930)
  • Páginas de ayer (1932)
  • Cuentos completos (1995)
  • Publicó asimismo un libro póstumo de Juan Ramón Molina, Tierras, mares y cielos (1913)

Froylán Turcios fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. A continuación algunos de sus poemas:

 A Honduras

Antes que verte triste y humillada,
esclava de un tirano al torpe acento
que te hiera indefensa en el tormento
con sangrienta y horrible bofetada:

Antes de que te mire encadenada,
sin ambición, sin luz, sin pensamiento,
pisoteados los fueros de talento
por los fueros del rifle y de la espada;

antes que ver idolatrado tu suelo
bajo la planta ruin de un tiranuelo
que te lance el desprecio de su risa;

antes que ver vencida tu bandera,
en escombros mirarte prefiriera,
legendaria Numancia, hecha ceniza.

 Morazán

¡Inmortal paladín legendario!
Hoy tu nombre se ha escrito en la historia
Con la lumbre de esplendida gloria
Que irradio de tu triste calvario.

No es un canto de honor funerario
el que arrulla tu grata memoria,
ni es tu fama la fama ilusoria
de un fugaz y apagado incensario.

Si tu vida extinguió el retroceso,
tu brillante y audaz pensamiento
Será estrella polar del progreso.

Y veremos cumplido tu ideal
Cuando flote, orgullosa, en el viento
La bandera de la Unión Nacional.

Salomé

Baila sobre el marmóreo pavimento
y su forma impecable y peregrina
en una leve ondulación felina
puebla de aromas el dormido viento.

Florece de pasión su movimiento,
sonríe de placer su faz divina,
y su trágico espíritu ilumina
el fulgor de un relámpago sangriento.

Entorna las pupilas soñadoras,
su cabellera fúlgida desata;
y en la gloria inmortal de su belleza

vé al terminar sus danzas tentadoras
en una fuente de bruñida plata
del Bautista la cárdena cabeza.

Breviario antiguo

El verbo de este libro es una llama
donde la flor de la ilusión perece.
La cantárida vive. El mal florece
y un veneno sutil la sangre inflama.

Su olor no es de verbena ni retama
y un hálito de pólenes parece:
bajo el fuego del sol se desvanece
y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!

Libro caliente de emoción sentida,
Amargo y cruel como sangrienta herida,
pérfido y dulce y de un saber profundo,

en cuyas hondas frases entreveo
todo el dolor del inmortal deseo
que da la vida y que estremece al mundo.

Tierra maternal

Tierra de luz y de íntima fragancia
que en mi recuerdo de ilusión fulgura,
fértil región de insólita hermosura,
carmen de amor donde corrió mi infancia;

Vasto jardín fecundo que mis horas
perfumó con sus rosas y claveles,
que coronó mi musa de laureles
y me ofrendó sus músicas sonoras;

A tí, pródigo edén por quién suspira
mi corazón en la gran paz nocturna,
van los vagos acordes de mi lira

entre el rumor universal dispersos:
¡qué a tí revuela mi alma taciturna
en el arcano ritmo de mis versos!