El nombramiento del comisionado general Ramón Sabillón, como ministro de Seguridad, marcó el camino para cumplir a carta cabal cada una de las extradiciones que llegaron a sus manos.
Su primer objetivo fue el expresidente Juan Orlando Hernández, quien lo marginó durante su gestión como director policial en 2014, todo, por no informar de la operación de captura que se ejecutaba contra los Valle Valle.
Actuar sin informar le costó caro a Sabillón, primero, bajo la excusa de dar seguimiento a la investigación del asesinato de las fiscales Marlen Banegas y Olga Patricia Eufragio, lo mandaron a San Pedro Sula, lo que se calificó como "un destierro".
Esos fueron los primeros pasos para una persecución que se gestó en su contra y que lo llevó meses más tarde, a salir del país y refugiarse en Estados Unidos.
Su regreso
Fue hasta en enero de 2022, que regresó al país renovado, convencido que en su cargo de ministro iría tras aquellos que lo marginaron, persiguieron y amenazaron.
Y la primer misión fue ejecutar la orden de extradición de Hernández, la que cayó en sus manos a finales de enero de 2022.
Su estrecha relación y confianza con agencias estadounidenses aseguraba un trabajo codo a codo para ir tras esos capos que estaban agazapados y confiados que el norte, jamás sería su destino.
Y así fue, en un operativo nunca antes visto, cercó y capturó al expresidente Hernández, quien es para la fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, el cerebro, el líder de la organización más grande de narcotráfico que ha existido en Honduras.

Con esa captura y posterior extradición, Ramón Sabillón se consolidó y ganó simpatías. No se detuvo, fue tras otros capos como el caso de Midence Oquelí Martínez Turcios, exdiputado liberal, prófugo, escondido para evitar la captura, al que encontró y capturó.
Lo trajo enchachado de Colón a la capital hondureña y lo presentó ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ), para el proceso de extradición.
Esa captura, aseguran expertos, le movió el piso. Empezó a incomodar y sumado a las discrepancias que tuvo con otros funcionarios y oficiales policiales, su caída se veía venir.
Tampoco se detuvo para capturar al comisionado general Juan Carlos Bonilla Valladares "El Tigre", también extraditado a Estados Unidos.
La caída
“Las muertes en la cárcel femenina de Támara fue el momento perfecto, la excusa para consumar su salida”, dice un analista que pidió el anonimato.
A Ramón Sabillón le cayó la responsabilidad de las 46 muertes de las mujeres de Támara y sin contemplaciones, 12 horas después del crimen que conmociona a Honduras, desde Casa de Gobierno, se anunció su remoción.
Reacciones ha habido varias, la mayoría inconformes de la decisión que saca del juego al que analistas califican como “el mejor aliado de Estados Unidos”.
Ramón Sabillón pagó caro ir tras los narcos, Sabillón no concretó las estrategias que propuso impulsar para neutralizar a los criminales. Pero no le cumplieron y, al final, se quedó solo.
Hoy con un cargo en el exterior intentan maquillar su salida de la Secretaría de Seguridad, como un premio de consolación.
“El hombre de los gringos”, como le llaman, inicia otro camino, después de darle glorias, aplausos y ser señalado héroe, sale con más penas que glorias,
Pero queda en la historia como el hombre que se fue de frente contra los narcos.
La llamada "bestia negra", como le decían los Valle Valle, dejó su cargo a 17 meses de ser nombrado y ahora, un nuevo reto le espera en el servicio exterior.
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