"Los hombres están acostumbrados a mandar y creer que las mujeres les pertenecen y, por tanto, ejercen cualquier dominio sobre ellas", lamentó Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

El tema de la violencia contra la mujer es de preocupación, "se llama patriarcado", dijo Ayestas en Noticieros Hoy Mismo Estelar de TSi, del miércoles 22 de febrero.

A su vez, la experta en criminología dijo que pese a que hay denuncias de agresiones contra las mujeres hondureñas, las autoridades no se dan abasto para atender todos los casos, por lo que estas se quedan en mora judicial o en impunidad.

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Según los datos que maneja el OV-UNAH, desde la pandemia del covid-19 en el país (marzo de 2020), las autoridades han registrado unas 100 mil denuncias de violencia doméstica y violencia intrafamiliar a través de llamadas al servicio de emergencia 911.

"Estos casos son un preludio de una muerte violenta o un femicidio", advirtió.

Femicidios en Honduras

Las estadísticas del OV-UNAH registran que durante el 2023 murieron 300 hondureñas de forma violenta y, en lo que va de este año, la cifra es de 52.

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Solo en enero de 2023 se reportaron 38 femicidios, que representa un 41 por ciento de aumento en relación a 27 muertes del mismo mes del 2022, según el no gubernamental Centro de Derechos de Mujeres (CDM).

Comportamientos desde casa

Según Migdonia Ayestas, la violencia hacia la mujer tiene que ver en la enseñanza en las familias, donde se le enseña a ser sumisas, mientras que a los hombres se les da el control y el poder, por eso creen que tienen dominación sobre las mujeres y las agreden, insultan, humillan, les gritan y las lastiman.

Lo lamentable, indicó Ayestas, es que "si las las autoridades no hacen nada, este comportamiento se ratifica para hacer que se siga desarrollando ese control y dominación en contra de las mujeres".

Otra preocupación, de acuerdo con la experta, es que muchas mujeres, sin tener el conocimiento o la sensibilización en materia de género, justifican al agresor, diciendo que "yo lo provoqué porque no le hice comida o no se la di caliente, o porque 'no le hice caso'".

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