Cuando se habla de la independencia de Honduras es imposible no pensar en algún prócer.

En algunas mentes aparece el rostro del político y militar Francisco Morazán. Otros piensan instantáneamente en José Cecilio del Valle, ese sabio hombre que, aseguran, ha sido la mente más prodigiosa que ha visto nacer Honduras.

Para otras personas suele figurar el nombre de Dionisio de Herrera, de quien se sabe y se enseña menos -en comparación a los dos anteriores- pero que también jugó un papel trascendental en el proceso de emancipación de Honduras, suscitado en el siglo XIX.

Y si bien todos destacaron a lo largo de sus vidas, el final no fue el mejor para ninguno de los tres.

El primero, Morazán, fue traicionado y murió fusilado en San José, Costa Rica cuando apenas contaba con 49 años. Del Valle, por su parte, falleció tras una súbita descompensación en su salud.

Mientras que De Herrera, tras perder su fortuna, vivió sus últimos años de forma austera en El Salvador, dedicado a la docencia.

Sin embargo, al momento de hablar de un héroe, sobresale lo que logró en vida por encima de su muerte.

Por tal razón, con el objetivo de profundizar en los aportes de estos tres personajes a la historia hondureña y centroamericana, el equipo periodístico de tunota.com sostuvo conversaciones con distintos historiadores.

Morazán: el hombre que soñó y materializó la unión de Centroamérica

Primeros años y carrera política

A pesar de que en la adultez desarrolló una prominente carrera política y militar, en sus primeros años Morazán solo asistió a la escuela dieciocho meses y nada más aprendió matemáticas, moral y canto.

"Era extraordinario que un muchacho así conociera tanto de la historia universal o de la ilustración", indicó a tunota.com el presidente del Instituto Morazánico, Miguel Cálix Suazo, quien asegura ser "la persona que más ha estudiado a Morazán en toda la región".

Imagen alusiva a la icónica batalla de La Trinidad, la que dio a conocer a Morazán. Foto: Casa de Morazán

Educado en los ideales de la ilustración, del liberalismo francés e inglés, al igual que de la independencia de los Estados Unidos, Morazán se trazó un objetivo: unir a Centroamérica en una federación.

"Morazán nunca estuvo de acuerdo con la anexión de las provincias centroamericanas al imperio mexicano de Agustín de Iturbide y por eso, una vez disuelto, luchó por la unión de los Estados centroamericanos", explicó Cálix Suazo.

Fue así que, una vez desaparecido el Imperio de México en 1823, las provincias centroamericanas se convirtieron en un Estado federal adherido a la República Federal de Centroamérica, que existió entre 1824 y 1839.

Mapa de la República Federal de Centroamérica. Diseño: Alejandra Aguilar / tunota.com

De ese modo, cada una de ellas quedó enmarcada dentro de la primera Constitución de la República Federal de Centroamérica, publicada en 1824.

Morazán llegó a ser jefe de los Estados de Honduras y El Salvador en dos ocasiones, al igual que del de Costa Rica en una. También se desempeñó como presidente de la República Federal, aquel sueño por el que tanto peleó.

Carrera militar

Un militar de vocación, Morazán lideró junto a De Herrera el Ejército Aliado Protector de la Ley, apoyado por el Estado de El Salvador, con el que enfrentó la guerra civil centroamericana (1827-1829).

Estudiantes de la Academia Militar Francisco Morazán en Tegucigalpa, Honduras. Foto: Archivo

En esa ocasión, luego de haberse dado a conocer por haber ganado la batalla de La Trinidad, se midió a las tropas de Manuel José de Arce, un exliberal que había traicionado a la federación tras disolver su Congreso y su Senado.

Jefe de Estado de El Salvador y exilio a Perú

Luego que la República Federal de Centroamérica quedó completamente disuelta en 1839, Morazán ascendió como jefe del Estado de El Salvador.

Por representar una amenaza, la promoción de Morazán despertó en las tropas del conservador Rafael Carrera, uno de los disipadores de la federación, el interés de declararle nuevamente la guerra.

Aunque con inferioridad numérica ganó algunas batallas, como la de San Pedro Perulapán en El Salvador en septiembre de ese año, Morazán finalmente perdió la guerra contra Carrera y huyó exiliado a Perú en 1840.

Llegada a Costa Rica

Tras el autoexilio y gracias a su incansable deseo de devolverle a Centroamérica la unión, Morazán arribó a Costa Rica en 1842 y, con el apoyo de sus tropas, pasó a ser jefe supremo de ese Estado en marzo de ese año. Braulio Carrillo Colina, derrocado, huyó hacia El Salvador.

Junto a su amigo Vicente Villaseñor, un militar salvadoreño que había sido su contrincante pero con quien después unió tropas, comenzaron a planificar la restitución de la federación centroamericana.

Traición y fusilamiento

No obstante, cuando se aprestaban a tomar el territorio de Nicaragua, sufrirían la traición de Pedro Mayorga, comandante de Cartago, Costa Rica, un hecho que levantaría enfrentamientos y que, a posteriori, significaría el inicio de su fin.

"A Morazán lo traicionó su amigo Mayorga y por venganza lo mandó asesinar Carillo Colina", prosiguió, en su conversación con tunota.com, Cálix Suazo.

Al momento de su muerte, Morazán se encontraba capturado en la capital costarricense acompañado por Villaseñor. Ambos fueron fusilados el 15 de septiembre de 1842.

Ilustración del momento en que fue fusilado Morazán. Foto: Casa de Morazán

Antes de ser asesinados, Morazán acomodó los cabellos que le caían sobre la frente a Villaseñor, al mismo tiempo que le dijo: "Querido amigo, la posteridad nos hará justicia".

Y así fue. A casi dos siglos de aquel día, la figura de Morazán continúa siendo admirada no solo en su tierra natal, Honduras, sino que también en El Salvador, donde a petición suya descansan sus restos.

"Quiero que mis cenizas descansen en el suelo de El Salvador, cuyo pueblo me fue tan adicto", rezó parte del testamento de Morazán.

Del Valle: el "arquitecto" de la República Federal de Centroamérica

Una mente prodigiosa

José Cecilio del Valle nació y creció con una identidad criolla. De hecho, desde muy temprano fue funcionario de la Corona Real de España y de la Capitanía General de Guatemala.

Por ser una de las principales figuras intelectuales de la época y por su cargo de auditor de guerra dentro de la Capitanía General, Del Valle fue escogido para redactar el Acta de Independencia de Centroamérica, firmada el 15 de septiembre de 1821.

"También cabe recordar que Del Valle ya venía escribiendo en el periódico El Amigo de la Patria, sobretodo ideas en torno a la independencia", indicó en entrevista con tunota.com el historiador y presidente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Honduras, Rolando Sierra.

Si bien fue leal a la Corona española, desempeñando cargos administrativos durante el periodo colonial, Del Valle se vio -junto a otros criollos- en la necesidad de impulsar un proceso independentista en la región.

"Como criollos no tenían mayor posibilidad de tener el poder y de llegar a los puestos más importantes, pues estos eran ocupados únicamente por españoles, quienes eran nombrados directamente por el Rey", agregó.

Y reseñó: "Del Valle era una persona con altas capacidades estratégicas (…) Además tenía un interés particular de conocer los diferentes cargos de la administración pública de ese entonces".

Valle y la República Federal

Después de la independencia, Del Valle fue una figura central en la construcción de la República Federal de Centroamérica. Su primo, De Herrera, incluso escribió en una carta al padre José Francisco Márquez: "Necesitamos a Del Valle para que piense y a De Arce para que actúe".

Por esto, dice Sierra, "a Del Valle se le consideró el 'arquitecto de la República Federal de Centroamérica'''.

Durante los años siguientes, se desempeñó como diputado y como candidato a presidente en dos ocasiones.

"En las primeras elecciones salió electo pero, tras el considerado 'primer fraude electoral', el cargó recayó sobre De Arce. Después, en las elecciones de 1833, volvió a ser electo pero murió antes de asumir", precisó.

Del Valle siempre fue importante dentro de la República Federal de Centroamérica. Sin embargo, en 1827, ante la guerra civil que enfrentó a las tropas de De Arce con las de Morazán, se mostró "desalentado".

"La República de Centroamérica por la cual he escrito, he trabajado y he sufrido tanto en tiempo, se halla en una situación delicada. Ya está encendida la guerra de las hogueras intestinas", escribió Del Valle.

Sierra considera que dicho acontecimiento caló hondo en el corazón de Del Valle. "Evidentemente fue un sufrimiento. Del Valle abogó por una independencia pacífica pero, en los años posteriores, ocurrió todo lo contrario en Centroamérica".

El conflicto dificultó la consolidación del proyecto federal

Consultado sobre el impacto que tuvieron esos enfrentamientos, Sierra explicó que "dificultó la construcción del Estado-Nación y la consolidación de la federación centroamericana".

Y añadió: "Si Valle hubiese gobernado, por sus ideas cautas, probablemente se habrían sentado mejor las bases de la federación y se habrían evitado las guerras civiles que, a la postre, debilitaron el proyecto federal".

De Herrera: de la opulencia a la modestia

Sus primeros años

Dionisio de Herrera, criado en una familia criolla y formado académicamente en leyes, fue el primer jefe del Estado de Honduras (1824-1825) y autor de la Constitución de 1825, la primera de ese país.

"Los primeros años de De Herrera fueron muy cómodos desde el punto de vista económico (…) Su familia, criolla, era adinerada y poseía haciendas en el sur del país", indicó a tunota.com Mario Argueta, quien se tituló en historia latinoamericana en la Universidad de Texas en Austin, en Estados Unidos.

La carrera política de De Herrera

El primer cargo político lo asumió en agosto de 1820, un año antes de la emancipación del dominio español, cuando fue secretario del ayuntamiento de Tegucigalpa, cuyo edil era Narciso Mallol, el último peninsular que gobernó a la ciudad.

En medio de la coyuntura independentista, influenciado por las doctrinas liberales, su posición fue en favor de la libertad de las provincias centroamericanas.

Posteriormente, con la desanexión al Imperio de México y con la creación de la República Federal de Centroamérica, se desempeñó como primer jefe del Estado hondureño.

Busto de Dionisio de Herrera en el parque del mismo nombre ubicado frente a teatro Manuel Bonilla, en el Distrito Central. Foto: Archivo

"También hay que recordar que De Herrera fue enviado a Nicaragua para mediar en la guerra civil que sacudía a ese Estado (…) De modo, pues, que ocupó una doble función dentro de la estructura federal", expuso Argueta.

A pesar de que sus enemigos, sobretodo el sector conservador de la época, lo consideraban un gobernador autoritario, Argueta contradice tales aseveraciones.

"De Herrera en realidad era un hombre respetuoso de la Constitución, tanto de la de estatal como de la federal", manifestó.

Un pleito casi lo lleva a la muerte y otro lo mandó a prisión

Por sus ideales, De Herrera se vio en medio de distintos pleitos a lo largo de su vida. Los dos más importantes fueron los que sostuvo con el clérigo José Nicolás Irías y con el presidente federal Manuel José de Arce.

"La pelea con Irías fue causada por las ideas liberales de De Herrera, opuestas al conservadurismo extremo de Irías. También puede atribuirse a que Herrera defendía a un sacerdote de ideas liberales", explanó Argueta.

Irías llegó hasta la instancia de contratar sicarios para que asesinaran a De Herrera en su casa de residencia. Sin embargo, ni él ni sus familiares fueron alcanzados por las balas en aquel atentado del 1 de noviembre de 1826.

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Por otra parte, la disputa que tuvo con De Arce estuvo estrechamente relacionada a los derechos de los Estados de la federación.

"Tras haber adoptado un sistema de gobierno federal, para Centroamérica implicaba que cada Estado tendría sus propios derechos (…) Este tipo de sistema requería de mucho tacto porque había que mantener un equilibrio entre los poderes federales y los poderes estatales", añadió.

Durante 1827, a través de su terrateniente José Justo Milla, De Arce sitió e incendió Comayagua y, de esa forma, derrocó a De Herrera del poder.

"En un acto completamente arbitrario, el poder militar de De Arce logró que las tropas que defendía ma Comayagua se rindieran ante las tropas federales", rememoró.

Posteriormente, De Arce ordenó la captura de De Herrera y lo envió prisionero a Guatemala.

Allí estuvo hasta 1829, cuando el entonces presidente centroamericano, José Francisco Barrundia, instruyó a Morazán a que capturara la Ciudad de Guatemala y venciera a las fuerzas conservadoras.

Una extraordinaria labor administrativa

Argueta asegura que la labor administrativa de De Herrera fue destacable. En sus cargos dentro la federación, sobre todo como jefe del Estado de Honduras, fue responsable de la primera división política-administrativa de ese país.

Mapa con la primera división territorial de Honduras. Diseño: Alejandra Aguilar / tunota.com

De igual forma, promovió la divulgación de la constitución estatal y federal entre la ciudadanía.

"De Herrera organizó juntas cuyo deber era dar a conocer a los ciudadanos los derechos y los deberes que les otorgaban ambas constituciones", apuntó Argueta.

A De Herrera, dice Argueta, hay que atribuirle el primer intento por organizar el primer Poder Judicial de Honduras.

"Creo que vale la pena recordar la labor pionera de De Herrera como primer jefe de Estado", recalcó.

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Por sus ideas ante la reacción conservadora que prevaleció en Centroamérica después de 1838, agudizada con la disolución de la República Federal y con la llegada de los conservadores al poder en Honduras, De Herrera emigró hacia El Salvador en condición de exiliado político.

"Sin embargo, su fortuna había desaparecido y allá logró sobrevivir sus últimos años de vida como maestro de vida. Así fue el final de este prócer", cerró Argueta.

Por todo lo anterior, es innegable que, aún siendo contemporáneos, los tres desarrollaron papeles distintos en la emancipación de Honduras. Del Valle resaltó por sus ideales, Morazán por su vehemencia y De Herrera por su destacada labor administrativa.

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