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El Gobierno aplicó en 2022 un subsidio de energía gratis a costa de miles de empresas que tuvieron que pagar el 40 % del monto total, lo que representó L1,600 millones de los L4,000 millones.
Pero en el 2023 ese costo se incrementará para beneficiar a los 900 mil consumidores que tienen un consumo de 150 kilovatios/hora.
“Son 23,900 comercios que aportaron esos L1,600 millones en el 2022. De mantenerse ese subsidio en el 2023, podría alcanzar los L2,000 millones”, confirmó el economista Kevin Rodríguez.
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Impacto para las empresas al asumir ese costo
Los expertos consultados por tunota coinciden que entre las repercusiones de
asumir ese subsidio figura una mayor inflación, porque las empresas se ven obligadas a aumentar precios en la misma proporción de sus costos.
Ante esa situación, Rodríguez recomienda que del presupuesto de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y de la Secretaría de Energía se asuman esos L1,600 millones para no afectar la competitividad de las empresas.
“Entre ambas instituciones suman L80 mil millones. Es el sector que más recursos recibió en el nuevo presupuesto y sería valioso su aporte”, apunta.
“Subsidio no reduce la inflación”
Por su parte, el economista Alejandro Kaffati dice que en ninguna parte del mundo se utiliza el subsidio como medida para reducir o mejorar las medidas inflacionarias.
Reconoce que el objetivo ha sido apoyar económicamente a segmentos vulnerables de la población, pero advierte que son extremadamente "caros e insostenibles" en el tiempo.
“Por ejemplo, en el 2023 el Estado de Honduras destinará alrededor de L14,400 millones para enfrentar pago de subsidios, tanto de combustible como la energía gratis.
El subsidio de energía gratis no debería llamarse ni siquiera subsidio, porque el 40
% lo aporta el sector privado”, sostiene Kaffati.
Al igual que Rodríguez, remarca que los costos adicionales de las empresas genera presiones inflacionarias de los bienes y servicios, como la canasta básica de alimentos.
“Hemos recomendado eliminar el subsidio de los gasolinas y trasladarlo al diésel, porque es el combustible más productivo.
Se utiliza para la producción agrícola, la generación de energía y la movilización de bienes y servicios de personas”, explicó.
Hay que apoyar sin afectar
Para Edgar Aguilar, investigador de la Asociación para una Sociedad más
Justa (ASJ), el Gobierno debe analizar mejor el contexto para que se puede ayudar a los más pobres sin afectar al comercio o incrementar la inflación.
“Hay que tener cuidado con eso”, advierte.
