El 85% de los emprendimientos hondureños mueren antes de los cinco años, principalmente por la falta de financiamiento, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Se trata de comerciantes que deciden buscar sus ingresos dentro de la informalidad, debido a que ellos no son sujetos de crédito y se ven obligados a caer en las garras de los agiotistas.

Ese es el caso de Anibal Medina y su esposa Nora Rodríguez (nombre ficticio por razones de seguridad), quienes se animaron a entrar al mundo de los negocios tras recibir una pequeña herencia.

Tomaron la decisión de instalar un puesto para vender zapatos usados en el mercado Zonal Belén de Comayagüela, pero al poco tiempo el dinero se terminó y recurrieron a préstamos informales.

El rubro zapatero está entre los más afectados.

En el 2019, Nora y Aníbal estaban asfixiados por las deudas y el pago de extorsión, por lo que buscaron recursos adicionales. La solución más rápida -porque no les imponían requisitos ni trámites- fue un crédito ofrecido por grupos inescrupulosos con tintes criminales.

Recibieron L100 mil a una tasa de interés mensual del 20%, un monto muy elevado si se compara con la tasa del 17% anual, aproximada, ofrecida por la banca
privada.

Dicho préstamo tenía que ser cancelado a una cuota de L1,222 diarios, equivalente a un pago total de L220 mil sobre el dinero prestado.

El castigo es morir

Lamentablemente, a los esposos Medina Rodríguez les tocó aprender la lección con una tragedia. Apenas habían transcurrido tres meses de haber recibido el crédito que definitivamente no podían pagar cuando dos hombres llegaron hasta el negocio y por la fuerza se llevaron a Anibal.

Lo tuvieron encerrado durante varios días en una casa, donde fue encadenado y golpeado hasta la muerte.

Pasó a formar parte de los numerosos comerciantes ultimados
por no pagar los “préstamos rápidos” a los grupos delincuenciales que operan en los principales mercados del país.

Los vendedores ambulantes también corren el riesgo.

Han pasado dos años desde que se registró este homicidio y su esposa Nora no puede contener las lágrimas al recordar ese momento de terror que terminó con la vida de su compañero.

Con mucho esfuerzo conserva su negocio, pero daría lo que fuera por volver al pasado y evitar a toda costa el crédito con un agiotista.

Esclavitud de comerciantes

Las bandas de Los Chirizos, la Mara Salvatrucha (MS-13) y criminales procedentes de Colombia que se hacen llamar "Los Colombianos” siguen financiando a los mercados en mención.

Se transportan en motocicletas y con mochilas cargadas de dinero en efectivo que ponen a disposición de pequeños comerciantes, vendedores ambulantes y trabajadores independientes que se encuentran en apuros financieros.

“Esas bandas cumplen sus amenazas", expresa Eduardo Chávez, otro emprendedor que sufrió el triste desenlace de los préstamos extorsivos. Con la voz entrecortada recuerda cuando dos sujetos se bajaron de una motocicleta y le dispararon a su hermano hasta quitarle la vida por no pagar un préstamo a “Los Chirizos”.

Tegucigalpa y San Pedro Sula son las principales ciudades donde los agiotistas siembran la violencia.

El negocio se ha convertido en fuente rentable de ingresos para estos antisociales, pero es una opción de alto riesgo para los prestatarios, reconoce el comisionado Miguel Martínez Madrid, vocero de la Secretaría de Seguridad.

Se trata de un modelo importado que toma fuerza en plena crisis causada por el narco, las extorsiones y el alto costo de la vida. Las bandas delictivas buscan conquistar nuevos territorios.

Los comerciantes llevan así el recuento de cobros.

Tal es el caso de las rentas criminales asociadas a la extorsión también conocida como el fenómeno “Gota a gota” que nació en Colombia y se extendió a Honduras y otros países del continente.

La red de colombianos llegó hace 10 años al país en busca de comerciantes y vendedores ambulantes en los mercados capitalinos para ofrecer dinero rápido en concepto de préstamos a cuotas bajas que no establecen ninguna clase de garantías ni avales, pero sí que superan la barrera de los intereses altos, apunta Martínez Madrid.

Nadie denuncia porque solo queda en "quejas" 

Según el agente de la Ley, las personas no se atreven a denunciar debido a la poca confianza que tienen en el sistema de justicia penal.

Las denuncias por usura quedan únicamente en “quejas”, porque el ciudadano no completa los requisitos al momento de llenar sus datos generales, como DNI, dirección, número de teléfono, nombre de los denunciados, lugar, fecha y narración de los hechos.

No obstante, el delito de la usura se establece en el artículo 386 del Código Penal vigente que dice: “Quien actuando como prestamistas de hecho o de derecho estipula un contrato de préstamo usuario, debe ser castigado con pena de prisión de dos a cuatro años y una multa por la cantidad de igual o hasta el doble del monto del crédito”. Penas conmutables que no terminan de convencer a los afectados, quienes prefieren ceder a las presiones de los agiotistas.

Operativos

Desde 2015, producto de la violencia desencadenada por esta actividad, dieron inicio los operativos para capturar a “Los Colombianos”.

En ese mismo año, según el reporte policial, comenzaron a aparecer cadáveres de foráneos con mensajes amenazantes de parte de las pandillas que reclamaban
sus territorios ocupados por los agiotistas ligados al lavado internacional de activos.

De acuerdo con la Unidad de Inteligencia de la Policía hondureña, 28 colombianos
mantuvieron de rodillas a la mayoría de los comerciantes en los mercados capitalinos, a quienes visitaban diariamente para cobrar la cuota con intereses superiores al 20% mensual.

Desde la legalidad se combate la usura con préstamos hasta de L36 millones

El Gobierno ha abierto un mecanismo para ayudar a los emprendedores: El fondo de garantía para la reactivación de las mipymes afectadas por la pandemia del covid-19 a través del Banco Hondureño para la Producción y la Vivienda (Banhprovi).

La solicitud del crédito se realiza a través de una institución financiera, donde conforme a sus políticas analizan la capacidad de pago para poder financiar.

El monto de los préstamos es desde L300 mil hasta L36 millones con un período de gracia hasta de 12 meses para capital e interés y menor en dos puntos porcentuales a la tasa de interés promedio a la que prestan las instituciones financieras.

Se busca, aseguran autoridades, poner un ¡Basta ya! A quienes se alimentan del sudor y hasta la sangre de los pequeños comerciantes. 

PASOS PARA SOLICITAR EL CRÉDITO:

  • El comerciante acude al banco intermediario.

• El banco solicita una garantía a Banhprovi.

• El fondo de garantía de Banhprovi otorga la garantía y notifica al banco.

• El banco desembolsa el préstamo al comerciante.

• El comerciante obtiene su préstamo

¿Cómo evitar caer en las garras de los agiotistas?

La expresidenta del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Liliana Castillo, recomienda que para no caer en las redes de usura es primordial que el Estado contribuya a reducir los niveles de pobreza y pobreza extrema, debido a que este es un factor desencadenante.

Los recursos que obtienen son utilizados en parte para cubrir sus necesidades básicas, arrendamiento y servicios públicos, ya que tienen bajo nivel de ingreso, informalidad en la actividad productiva y además no poseen cultura financiera.

También carecen de garantías reales para respaldar el crédito, lo que los lleva a tener esa única opción de financiamiento aunque después no puedan cumplir con sus pagos.

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