TUNOTA

Nuestros líderes ofrecen un penoso espectáculo político-sectario, además de violento.

El sabio José Cecilio del Valle, de avanzado pensamiento, afirmó: "Los hombres son libres; los hombres son iguales ante la ley".

Iniciamos este día el mes de la patria y con ello marcamos la celebración de los 202 años de nuestra independencia.

Si hay algo en lo que los hondureños estamos claros, pensamos que sí, es que mientras la corrupción, la inseguridad jurídica y la falta de transparencia sigan siendo moneda de curso corriente, difícilmente seremos la generación que alcanzará a ver un despegue económico y social, un repunte en el bienestar colectivo, con un boyante sector emprendedor y una libre empresa cuyo fin no sea más que el de generar empleo masivo y riqueza distribuida.

Qué vergonzoso el comportamiento de los diputados de diferentes fuerzas políticas que, si por algo se distinguen, en su mayoría, es por su incapacidad de debate y de diálogo para alcanzar acuerdos mínimos; además, por su falta de honestidad para apropiarse de los fondos destinados a subvenciones y viáticos.

Casi tres millones de hondureños viven en situación de vulnerabilidad alimentaria. Unos 300 mil productores han abandonado prácticamente las actividades agrícolas de subsistencia. La producción anual de frijol en los últimos años disminuyó en un 15 por ciento, y al menos, 120 mil manzanas de tierras aptas para la siembra de granos básicos, dejaron de cultivarse.

El rumbo que lleva el país no es el más correcto.

La baja calidad educativa, la reducida cobertura, la pobre formación docente y la destruida infraestructura, son la calificación que obtiene nuestro sistema de enseñanza público.

En la recta final está el proceso de elección del fiscal general y de su adjunto.

Es un contrasentido lo que ocurre en Honduras: mientras el Estado de Derecho se debilita, la intolerancia de los grupos de poder se impone; y en tanto la crisis va a fondo, las autoridades del país cierran las puertas del diálogo para llegar a entendimientos.

La divulgación de la Lista Engel por el Departamento de Estado de Estados Unidos ha traído reacciones desbordadas como suele ocurrir cada vez que es desvelada esa nómina de personajes vinculados con actos de corrupción y acciones que socavan la democracia.

No se puede construir el futuro de un país sobre ideologías que ya están gastadas, que a lo largo de la historia solo han dejado más pobreza.