Dos hermanos mexicanos que emprendieron viaje ilegalmente a Estados Unidos, fueron víctimas del desierto de Arizona, donde murieron abrazados luego que uno de ellos se deshidratara y el otro se quedara junto a él para ayudarlo, según relato el padre de las víctimas al periódico El Milenio.

El padre de las víctimas identificado como Facundo Mendoza relató que fue el propio coyote el que le confesó a través de una llamada telefónica que los había abandonado en el desierto porque debía seguir el camino con otros migrantes.

Las víctimas fueron identificados como Carlos Enrique (23) y Édgar Mendoza Rodríguez (37); ambos se dedicaban a la albañilería en su natal Oaxaca con el objetivo de buscar un mejor futuro en el país norteamericano.

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"Me habló (el coyote) una semana después del 2 de junio, diciendo que uno de mis hijos (Carlos Enrique) se había deshidratado y que no pudo seguir con la caminata", relató el padre al medio mexicano.

"Que la ley de la vida así es en el desierto: si te quedas, te quedas. Le pregunté por mi otro hijo, Édgar, y me respondió que tampoco siguió con el grupo, que por la cuestión de que miró a su hermano que no podía continuar, prefirió quedarse", añadió.

Édgar y Carlos Enrique salieron de la comunidad de Tuxtepec en Oaxaca y murieron pocos días después en el desierto de Estados Unidos. El primero era padre de cuatro hijos y el segundo tenía dos y a su viuda embarazada.

Édgar Rodríguez y Carlos Enrique buscaban mejores oportunidades en Estados Unidos. Foto: El Milenio.

Fue el pasado 9 de agosto cuando Facundo Mendoza se comunicó con el Consulado de México en Arizona, donde los funcionarios no querían darle razón de sus hijos tras dos meses de intensa búsqueda.

"Me dijeron que fuera fuerte, que la Patrulla Fronteriza hacía su recorrido y encontraron dos cuerpos. Que por las credenciales y las licencias de manejar sabían que eran mis hijos. Aunque ya los cuerpo estaban en descomposición, todavía en el físico daba los rasgos. Que lo sentía mucho y que no había nada que hacer, más que entregarme los cuerpos", amplió.

El papá de las víctimas contó que uno de los funcionarios del consulado de México en Yuma, Arizona, detalló que sus hijos murieron abrazados en el desierto "protegiéndose hasta el final".

"El consulado me dijo que, como buena pareja de hermanos, los encontraron abrazados", contó el padre de los mexicanos.

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