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El gobierno de los Estados Unidos, comandado por el presidente Donald Trump, continúa impulsando una polémica ley que podría tomar datos biométricos de los migrantes ilegales que deseen ingresar a territorio estadounidense y que podría poner en peligro su estadía en el país norteamericano.
Según detalló la Red Católica de Inmigración Legal (Clinic), el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) hizo pública una la propuesta, que ya se conocía desde antes, para tomar pruebas de ADN, el iris de los ojos y pruebas de voz en los migrantes.
De acorde a información divulgada por Univisión, la propuesta da al público 30 días para analizar y hacer sus comentarios a la nueva ley, ya que si se aplica afectará muchos tipos de solicitudes de inmigración, incluido el asilo, la inmigración por vínculos familiares y por empleo.
Además de las visas de los miembros de grupos religiosos y programas que el Congreso ha creado para ayudar a los sobrevivientes de la violencia doméstica y el tráfico humano.
Según la propuesta, el gobierno estadounidense podría solicitar en cualquier momento nuevos datos biométricos a los inmigrantes que hayan recibido algún beneficio, como una Green Card (tarjeta verde) o un permiso de trabajo, para garantizar la continuidad de la investigación de antecedentes penales hasta que lo inmigrantes se conviertan en ciudadanos estadounidenses.
"Aún las sobrevivientes del tráfico humano y la violencia doméstica, incluidos los menores de edad, tendrán que cumplir con el requisito o no podrán obtener la protección de la ley", dijo Anna Gallagher, directora de la Red Católica de Inmigración Legal.
La propuesta afecta directamente a los inmigrantes que realizan peticiones a través del Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), y también busca ampliar la cantidad de datos biométricos que se toman a los inmigrantes que realizan procesos como ajuste de estatus, peticiones familiares y solicitud de autorización de empleo, entre otros.
