En diferentes entrevistas, el joven mexicano contó su experiencia en el submarino, que desapareció el pasado 18 de junio con 5 personas a bordo, y que es el único que permite ver la embarcación hundida en 1912.

Según el relato de Alan, en una ocasión en 2021 intentó sumergirse en el Titán; sin embargo, por problemas técnicos tuvieron que regresar a la superficie.

El segundo intento, al siguiente año, resultó exitoso y se sumergió a la aventura más extrema de su vida. El actor mexicano explicó que estar frente a los restos del Titanic es algo increíble pero el viaje en sí no tiene mucho en especial.

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"No es muy especial que digamos. Estás dentro de una cápsula, que es algo impensable para cualquier persona que tenga claustrofobia, pero nada más. Lo que sí es algo muy impresionante es el hecho de estar frente a ese naufragio", señaló.

Riesgos

Alan Estrada narró que el principal riesgo debajo del agua son las corrientes que pueden hacer que el sumergible pierda el rumbo.

"El mayor riesgo de una expedición de ese tipo es que vas por ahí y de repente una corriente te da vuelta o te atora con algo. Te pasa eso y, olvídate, no hay forma de que alguien baje a rescatarte. Solo te queda esperar a morirte de asfixia", dijo.

Asimismo, contó que la compañía OceanGate les hace firmar un documento en el que los libera de cualquier responsabilidad por un accidente.

Búsqueda

Las comunicaciones con Titán (el sumergible) se perdieron el domingo dos horas después de sumergirse hacia los restos del mítico transatlántico Titanic, a casi 4,000 metros de profundidad y a unos 600 km de la isla canadiense de Terranova, en el Atlántico Norte.

A bordo viajaban el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet; y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que opera el sumergible, y que cobraba 250 mil dólares por turista.

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