Fue un craso error del Gobierno haber derogado ese cuerpo legal, puesto que se dejó sin su fuente de ingresos a los hondureños acogidos a la modalidad de trabajo por hora; no sólo eso, la desacertada disposición de eliminarla ha provocado un vacío en la apertura y contratación de nuevas plazas.

En 2022 se perdieron unos 30,000 puestos en el sector privado y la tendencia es similar en 2023, entre otras causas porque ya no existe una ley que permita a las empresas, industrias y pequeños y medianos emprendimientos generar espacios laborales en jornadas parciales y salarios diferenciados.

Un año después de haber enterrado la Ley del Empleo por Hora, el Gobierno se ha llamado al letargo y se ha desentendido de plantear un esquema alternativo para la generación de puestos laborales.

El resultado es un mayor número de hondureños desocupados. La maquila es uno de los sectores más impactados. Datos de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa señalan que en 2022 fueron despedidos alrededor de 12,000 trabajadores de ese sector productivo.

La ausencia de una política pública para atraer inversión, ha contribuido a deprimir el mercado laboral en cuanto a la multiplicación de oportunidades de trabajo y a desalentar la competitividad.

Cuando se le dio el tiro de gracia en 2022, unos 40 millares de hondureños estaban acogidos a la modalidad del empleo parcial. Son 40,000 familias que quedaron marginadas de su sustento.

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Una vez derogada la Ley del Trabajo por Hora, era obligación del Gobierno de la presidente Xiomara Castro darles vida a políticas públicas de empleo y es una competencia del Congreso aprobar iniciativas para acompañar aquellos programas dirigidos a atraer capital y generar más fuentes de ingresos.

Porque han sido ellos, quienes ahora ostentan el poder, los que han dado al traste con un esquema que hasta 2022 había hecho posible que sectores excluidos tuviesen acceso a un espacio laboral digno.

La demanda de la iniciativa privada es clara y consecuente: si el Gobierno se niega a entender que los empresarios son su mejor socio, “Honduras no irá a ningún lado".

Lamentablemente, los políticos han prestado oídos sordos a concertar con todos los sectores un plan de reactivación económica de Honduras, un país donde dos millones de personas tienen problemas laborales y donde más del 70 por ciento de la actividad se desarrolla en la informalidad.

¡Hay que generar más empleos para los hondureños que han quedado "en la calle" o están cayendo en esa situación de “desamparo” por falta de trabajo!.

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