Poco a poco el término de comunicación interna dentro de las empresas se va desvaneciendo y pasando al término de gestión de la persona.

No personas, persona, porque se le está procurando dar el valor individual a cada colaborador.

Pasa a ser una función como eje transversal mediante la cual muchas empresas trabajan con sus empleados para que sean incluso sus embajadores de marca.

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Es por ello que la gestión de la persona es ahora estratégica. Y es que a medida han transcurrido los años, las organizaciones se han ido dando cuenta del valor intangible de sus colaboradores y que si el talento contratado no está motivado y fidelizado, los resultados no serán nunca los mismos.

Darse cuenta del verdadero valor del recurso humano es una revelación que tenía que hacerse tarde o temprano, porque lo que más falta ha hecho ha sido el salario emocional y el reconocimiento que sin los empleados las empresas no se mueven.

En todo este proceso se incluye la necesidad del liderazgo, la seguridad psicológica y la motivación, temas que hemos visto en semanas anteriores.

Los colaboradores deben tener admiración, respeto, confianza y sentido de pertenencia con su empresa.

Debe ser una relación win-win donde ninguna de las dos partes se aproveche de la otra, sino que ambas partes se sirvan una de la otra compartiendo el objetivo común de sacar el negocio adelante para beneficio de todos.

La recomendación es cuidar mucho el aspecto emocional del empleado e involucrarlo en un proceso de desarrollo profesional en el cual se le provean todas las herramientas para desarrollar su potencial en un clima laboral agradable.

Ojo, que no solo la empresa tiene responsabilidad en esto, el empleado también, pues debe estar consciente de sus responsabilidades y cumplir sus obligaciones a cabalidad.

Es todo un reto para ambas partes, pero vale la pena, al final pasamos muchísimas horas en el espacio laboral, así que lo ideal es que ese tiempo sea gratificante.

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