¿Al mal tiempo buena cara? Por supuesto. Sin embargo, eso no quiere decir que no veremos las situaciones con objetividad. Es aquí donde entra el positivismo tóxico. ¿De qué se trata?

Es la sobre generalización inefectiva y totalmente excesiva de un estado optimista en cualquier tipo de situación. Eso significa que no validamos nuestras emociones de ira, tristeza, asco y miedo y simplemente tratamos de ver por encima o ignorar las situaciones que no son tan cómodas.

Es un manejo emocional disfuncional porque no gestionamos todas las emociones que como seres humanos tenemos y debemos sentir. Cuando entramos en positivismo tóxico evitamos, rechazamos e incluso inconscientemente suprimimos estas emociones y las experiencias y situaciones adversas.

Estamos engañados pensando que si siempre vemos solo lo bueno en las situaciones y personas seremos más felices y agradecidos. Realmente estamos perdiendo objetividad y lo que vendrá con el tiempo es una enorme frustración porque en ese constante ignorar no hemos ni enfrentado, ni superado ni retirado aquello que no nos hace bien. No avanzamos.

Es que si ignoramos lo malo todo es bueno, ¿no? Cuidado. Salir de la zona de confort y tener mentalidad de crecimiento incluye pasar por los caminos escabrosos y superar con fortaleza y resiliencia pero enfrentando, no dejando de lado, las situaciones complicadas o negativas.

Y ojo que podemos también dañar a la gente a nuestro alrededor si estamos solo constantemente anulando sus emociones y pensando que siendo solamente positivos les vamos ayudar a salir adelante. Lo que estamos haciendo es llenando de vapor una olla que tarde o temprano estallará.

El consejo de los expertos en el tema es tener una mentalidad positiva con mucha objetividad, viendo con claridad sin engañarnos, validando, gestionando y sintiendo todas nuestras emociones, porque la positividad, que es genial y necesaria, debe existir en nosotros pero tiene que estar amarrada a la realidad para que esta positividad sea saludable y ayude a superar los momentos de dificultad. No caigamos en negación de la realidad.

Está bien no estar bien siempre. Está bien tener días malos, está bien reconocer y mostrar nuestra humanidad y defectos. Está bien querer estar solos de vez en cuando. No tenemos que mostrarnos perfectos ante nadie.

No hay necesidad de cargar sobre los hombros el peso de sentirnos obligados de ver todo positivo de forma obsesiva siempre, de sentirse culpables por estar enojados o tristes y de esconder como nos sentimos. Seamos positivos con validación, objetividad y con la realidad tomada de la mano.