Glenda Ayala es una de las comisionadas del Comité Nacional de Prevención Contra la Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes (MNP-Conaprev).

Tiene más de cinco años de ser testigo del funcionamiento de los centros penitenciarios en el país y de denunciar las violaciones a derechos humanos que cometen las autoridades en contra los privados.

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Contra ella se fraguó un plan para asesinarla; pero, pese a ello, es una mujer que sigue firme y dedica las 24 horas al día para monitorear lo que ocurre.

Le toca multiplicarse para atender los diversos problemas y confiesa a tunota que esos centros penitenciarios siguen gobernados por los privados de libertad.

Ahí, asegura, se decide quién vive o quién muere.

¿Cómo describe su labor como comisionada del Conaprev entre 2017 y 2021?

Un gran desafío en un contexto sumamente difícil. Cuando asumí mi labor como Comisionada Nacional se comenzó a implementar toda una política de seguridad y de represión, sobre todo en los centros de privación de libertad donde asumen el poder los militares.

No solo teníamos militarizada la seguridad pública, sino que también los centros de privación de libertad y, si bien es cierto, la intervención en la dirección del instituto se produjo hasta en el 2019, no es menos cierto que los principales centros penitenciarios como Támara, Morocelí e Ilama, eran manejados por miembros activos del Ejército en el rango de Coroneles.

Glenda Ayala
Glenda Ayala comparte largas jornadas con las jueces de ejecución. Foto: cortesía.

¿Por qué se vuelve un desafío que los centros penales estén en poder de los militares?

Por la formación castrense, en donde el mando es vertical. Es una característica el no cumplimiento de recomendaciones y decisiones judiciales, porque su mando es vertical y obedecen a un jerarca, no a un control civil ni el respeto a las autoridades judiciales y a los mecanismos nacionales e instituciones nacionales de protección. Esa situación provocó las violaciones a los derechos humanos.

En esos años estuvieron a la orden del día, dejando como saldo una cantidad de víctimas, pérdida de vidas humanas bajo la custodia del Estado y hasta el grado de terminar con amenazas a muerte por ejercer mi labor y por denunciar violaciones a derechos humanos.

El 28 de diciembre del 2021, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos me otorgó medidas cautelares.

¿Cuál ha sido el momento más difícil que ha enfrentado como comisionada de Conaprev?

Cuando supe del plan que se había fraguado para asesinarme. La denuncia de una víctima de agresiones a quien le quebraron sus dos brazos, hizo que lo denunciara. Solo me tenía a mí para defenderlo y esto provocó la ira de las personas.

Cuando documentamos y remitimos las denuncias a la Fiscalía, había un requerimiento para tomar declaración en sede administrativa de los imputados y esta situación provocó una serie de amenazas hacia mi persona, al grado que tramaron un plan para dañar mi integridad física y la de mi familia.

Soy madre soltera, tengo tres hijos. Tengo una mamá y un papá que dependen de mí y pensar que podían quedar sin mí me aterroriza.

Ninguna persona que defiende derechos humanos debe pasar por estas situaciones. Las amenazas no han desaparecido.

¿Cómo explicar las muertes violentas en cárceles de máxima seguridad, qué falla?

Una de las principales preocupaciones es el autogobierno en los centros de privación de libertad.

Las cárceles no están en control de las autoridades, las cárceles están en control de las personas privadas de libertad. Son ellas las que están decidiendo sobre la vida o quién vive o quién muere.

Esto es por las mismas deficiencias estructurales que presentan los centros de privación de libertad, los que fueron construidos y cuyo material, equipo y falta de mantenimiento, han generado ciertas deficiencias.

No hay reparación de candados de puertas, utilizan parte del techo de los módulos para vigilancia y dañaron una serie de cámaras que fueron instaladas para monitorear el comportamiento de la población penitenciaria.

También, la falta de protocolos de seguridad, sobre todo en los de máxima seguridad como Ilama y Morocelí, que incluía hasta un protocolo para servir la alimentación en forma individual, no se hizo.

Actualmente la están sirviendo a granel, en grandes recipientes, y esto facilita que en estos recipientes puedan ir escondidos, de forma clandestina, algún tipo de objetos prohibidos o ilícitos.

Esta situación preocupa, así como la corrupción. El Estado debe de hacer un esfuerzo mayor para erradicar la corrupción, limpiar los centros de privación de libertad de drogas, armas y objetos prohibidos.

Glenda Ayala
Entre otras actividades, Glenda Ayala visita centros de menores. Foto: cortesía.

¿Cuáles deben ser las prioridades en los centros penitenciarios?

La formación del capital humano es un recurso fundamental para el sistema penitenciario. Exigir que las nuevas contrataciones sean mediante un proceso de selección, con enfoque en los derechos humanos de los privados.

El sistema penitenciario debe dejar de ser visto como una agencia de colocación de empleos de políticos que no tienen ninguna formación.

El personal debe ser evaluado, verificar el desempeño de su cargo y en base a ello tomar las determinaciones.

Elevar el perfil de los agentes penitenciarios, que en muchos casos no es valorado por las autoridades. Darles salario digno. También la rendición de cuentas. Solo se ve el presupuesto que se asigna al INP, pero desconocemos la forma en cómo se gasta, cuánto se destina y cuánto se presupuesta para rehabilitación.

Salen en peores condiciones de las que ingresaron. No se cumple el fin constitucional de la pena, que es la defensa social, procurar el tratamiento, rehabilitación e inserción social.

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Debe analizar las propuestas que han venido desde el Conaprev, sobre la política penitenciaria de rehabilitación e inserción de las personas privadas de libertad con enfoque diferenciado.

Esperamos que se impulse la ley de gracias constitucionales y la ley de redención de penas para los reclusos más vulnerables. Hay que evitar demandas internacionales por violaciones de derechos humanos.

Dato

Nombre Completo: Glenda Carolina Ayala Mejía.

Lugar de Nacimiento: Comayagua.

Fecha de Nacimiento: 4 de marzo de 1975.

Actividades favoritas: Cantar y escuchar música.

Color Favorito: Rojo.

Religión: Católica.

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