Ramón Sabillón es un hombre acostumbrado a hablar con la verdad por delante y eso le ha costado cargos e injusticias en su carrera policial al grado de decidir exiliarse para proteger su vida y la de su familia.

Se llena de fe en el Todopoderoso cada día de su vida para proceder en tiempo y forma frente a cada situación que se le presenta.

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Hoy, el general Ramón Sabillón, luego de ser honrado en febrero con la confianza de la presidenta Xiomara Castro al designarlo ministro de Seguridad, tiene la satisfacción de saber que las aspiraciones de justicia del pueblo se están cumpliendo.

Por eso trata de velar y satisfacer la necesidad de seguridad pública, aunque tiene grandes retos en el combate a la inseguridad ciudadana tras una ola de violencia desatada por grupos criminales “en venganza” por las acciones implementadas durante la presente administración.

Ramón Sabillón considera que Honduras vive en ambiente de certidumbre, de esperanza y de paz. Atrás quedaron los entornos de encierro ya sea por el crimen, por la opresión y por la pandemia del covid-19.

Para él resulta muy difícil tener un tiempo libre o de relajamiento familiar, pero admite que se relaja cuando los resultados se dan. “Eso me trae paz y la calma de saber que estoy haciendo las cosas bien”, comenta a tunota, En Primera Plana.

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Le indigna que haya tanto caso del pasado sin resolver o sin ninguna respuesta. Por eso ahora busca las formas de proteger a los niños, a las mujeres y a las minorías que por años han sido excluidas, con el objetivo de dejar huella diseñando el futuro de la seguridad ciudadana.

Usted se convierte en el primer secretario de Seguridad que surge desde la Policía Nacional. ¿Cómo se sintió con este nombramiento, haciendo historia?

Fue una situación muy agradable, pero en otro sentido es el reto. Con las capturas que se han hecho también se hizo historia. Así como hizo historia la señora presidenta (Xiomara Castro), también un ministro que sale de las filas de la entraña de la Policía Nacional. Hablando profesionalmente, es nuestra alma mater la Academia Nacional de Policía.

¿Qué lo motivó a ser policía?

Cuando tenía 17 años estaba realizando mi examen final de la carrera de Perito Mercantil y Contador Público. Ahí, en medio del examen, me entregaron una carta y me dijeron que había una oportunidad de una beca, para serle sincero.

Entonces me remitió un tío y ahí pues opté por ir a probar los exámenes, someterme al concurso y así fue que salió mi carrera.

¿Cuántos desafíos enfrentó en la dirección de la Policía Nacional?

Muchos, fui despedido, perseguido, desterrado del país por segunda vez y luego retorné en condiciones cuando el país necesitaba.

Pero gracias a Dios el Estado opera de una forma armónica y se han dado las circunstancias en que podemos evidenciar de que los hondureños podemos hacer las cosas bien.

Cuando usted estaba en la dirección de la Policía, sabía quiénes liberaban los grupos criminales ¿Qué tanto llega a pesar este conocimiento y cómo llega a manejarlo?

Exactamente, eso es como un arte. Si usted se plantea un artículo, al final tiene que tener un producto terminado. Lo mismo es en seguridad. Ahora, hay aspectos de seguridad humana, seguridad personal y conoce tanto, pero ¿cómo traducirlo?... es una maquinaria, un proceso.

La policía lleva la protección de las personas y segundo es un operador de justicia, esto nos conlleva al cumplimiento de ley.

Ramón Sabillón compareciendo antes los medios de comunicación en Casa Presidencial.

Solo puede ser mediante la innovación de Dios y también teniendo equipos de trabajo eficiente que sean especialistas en cada área y saber guiar mediante lineamientos estratégicos y tácticos. Cuando uno toma un caso, por ejemplo, eso es trabajo de 24/7.

Todos deseamos apartar organizaciones criminales y llevarlos a la esfera de la justicia y que se puedan obtener sentencias condenatorias firmes.

Háblenos del momento previo a su destitución... estaba haciendo capturas importantes ¿Le sorprendió que le informaran su salida?

No, a mí no me sorprendió. Está dentro de los cálculos muy fríos. Sabía de la respuesta que podría haber producto de realizar captura de personas perseguidas por narcotráfico.

Mi trabajo conllevaba esa probabilidad, pero antes de pensar en personas, tengo que pensar en el país. Tenía que pensar en todos los hondureños que son víctimas de ese flagelo del narcotráfico, de la corrupción, del enquistamiento del crimen organizado en las entidades públicas, cómo sanearlas (…).

¿Tenía conocimiento de quiénes estaban involucrados con estos grupos criminales a los que usted iba a capturar en ese momento?

Sí, ya había otro problema y me refería a que las instituciones habían permeado al nivel. Ya estaba, como se dice, en el diseño del menú de investigación criminal, ya estaba en esa hoja de ruta cuando uno hace los planeamientos estratégicos de la investigación criminal.

Había que apuntar hacia los diferentes niveles que podían verse involucrados y que ya estaban realmente en un plan de trabajo.

Claro, los llevaba de una forma muy reservada y esto llevó a dar con el involucramiento de otras personas que están sujetos a procesos en Estados Unidos, como el señor expresidente de la República (Juan Orlando Hernández) y también otros que podrían venir en el futuro.

¿Sabía usted que el hermano del expresidente, que ya ha sido condenado en Estados Unidos, estaba formando parte de estas estructuras criminales tal como lo condenó la justicia norteamericana?

Sí, los actores ya estaban en la trama. Estaban en los diferentes esquemas, incluso de inteligencia del Estado, entonces la respuesta fue obvia: atacar el nervio central hasta la columna vertebral. La mejor ruta de acción debía traducirse en resultados visibles para la ciudadanía y en el cumplimiento de la ley.

En aquel momento, naturalmente, podíamos pensar: es el hermano del presidente ¿Cuál fue su reacción cuando supo hacia donde estaba llegando? ¿Hubo temor?

No, el espíritu de Dios me ha dado conocimiento y fortaleza. Dios siempre me fue poniendo las vías investigativas y algunos pormenores y me iluminó para hacer lo correcto.

Entonces, más que temor, eran cálculos de lo que podía pasar; pero, obvio, como es macro, uno tiene que ver lo central y aquellas pequeñas cosas se resuelven en el camino.

Usted hablaba de aliados para poder hacer frente a esta lucha. ¿Están los norteamericanos dentro de estos aliados?

Claro, eso es de conocimiento. La justicia norteamericana (…) los mecanismos que ellos tienen; pero, ¿Cómo coadyuvar el esfuerzo? El nivel de contaminación por efecto de la droga genera la violencia, la desintegración familiar, la falta de oportunidades y la corrupción pública.

Entonces ¿Qué puedo hacer yo dentro de mi país para hacer ese cambio? Poder formalizar mediante las instancias de la seguridad ciudadana, viene el institucionalismo fortalecido y que hoy florece, retoña de nuevo y retomamos el verdadero rumbo de la seguridad ciudadana.

También poner en práctica estrategias de prevención en maras y pandillas (…) se tiene que ver el fondo, qué produce que ese joven participe en actos criminales, no solo dar los golpes de ley, sino también la intervención temprana del delito. Que esos jóvenes no queden en situación de riesgo.

Momento en que Ramón Sabillón llevó a JOH al avión de la DEA, el día de la extradición.

Cuando usted sale de Honduras, ya tenía conversaciones previas con el gobierno norteamericano para su protección ¿Cómo sale de Honduras?

Algunas cosas las voy a reservar por efectos de cuestión, pero sí, Dios diseñó en su momento la intervención oportuna, relación oportuna y las acciones oportunas en el momento que más lo necesitaba.

Bendito Dios que me proveyó la protección y todo eso que usted menciona se dio en una forma adecuada de relaciones. El retorno ha sido producto de todo ese entramado que usted ya manifiesta.

Un funcionario que cumple la ley no debería ser sometido nunca a persecuciones criminales del propio institucionalismo del Estado

Veo que se conmueve cuando recuerda ese momento.

No, es que cuando hace preguntas muy profundas le vienen a uno muchos sentimientos, pero conceptualmente, de acuerdo a la práctica que debería ser en un país democrático, nunca un funcionario debe ser perseguido por las estructuras de la ley.

No es conmoción, sino reflexión profunda en que debemos de formar nuevas bases para que un ciudadano, servidor público, sirva a su sociedad, sirva la ley u otras esferas de la función pública, salud, educación, fiscalía, puede ser juez y otros tantos que hay. Un funcionario debe cumplir y hacer cumplir la ley.

¿Es Ramón Sabillón el hombre de confianza de los gringos?

No, es confianza de la ley, cumplimiento de ley y ellos y otras personas confían en eso. Esa es mi carta de presentación, el cumplimiento de ley.

ALGO MÁS DE SABILLÓN

El general Sabillón ama lo hecho en Honduras. Es dado a las tradiciones, a sus culturas y está en contra de los grupos que han sido discriminados.

“Hablamos de La Mosquitia, hablamos de los pech, tawahkas, maya chortí, garífunas y mucho de todo ese proceso intercultural que ha venido en Honduras. Amo todo eso y me gusta compartir todo eso”.

¿Comida favorita?

Las comidas típicas de temporada de Santa Bárbara, de Copán, también de Olancho, casabe, la machuca, sopa marinera, las pupusas, también tapados olanchanos. Es una diversidad que me quedaría corto.

¿Su admiración hacia quién?

Hacia Dios y su hijo Jesús de Nazareth.

¿Su música predilecta?

Eso también es una diversidad: la punta, la música autóctona nuestra, nuestros instrumentos musicales, la caramba, otros instrumentos de cuerda que tenemos y las voces privilegiadas que tienen los hondureños.

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