Roatán en la mira por operaciones de redes de tratantes. “Roatán es la meca del turismo sexual”, dijo uno de los agentes de la Unidad de Trata en Tegucigalpa que se trasladó a la isla para investigar hace unos meses a estas redes de explotación que operan en el lugar.

El investigador explicó a tunota, que se desplazaron equipos de policías y fiscales, porque los tratantes operan “a vista y paciencia del Ministerio Público y la Policía local”.

Este llamado “paraíso para el turismo sexual”, se convierte en foco de atención por los últimos casos que reportan las autoridades, en las que menores de edad y jovencitas son explotadas sexualmente.

A esto se suman las jóvenes reportadas como desaparecidas y de las que hasta ahora no hay información que lleve a su ubicación. Además, están en la mira varios negocios locales por el delito de explotación sexual, donde West End, según autoridades, es el lugar donde “abundan los tratantes''.

Las redes

Julissa Villanueva, viceministra de Seguridad, asegura que son redes transnacionales operando en Roatán y que la Policía está documentando los casos. “El modus operandi tiene varias aristas, unas son jóvenes que llegan por turismo y las captan, otras que las prestan e incluso hay padres que las dejan”.

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La explotación sexual se volvió normal en Roatán. Es un lugar en el que los servicios, por ejemplo, de masajes terminan en servicios sexuales. “Hay cero colaboración de la autoridad local y la Policía no cree en las denuncias que se interponen”, lamenta un fiscal de la Unidad de Trata.

Esta situación no es nueva, señala el investigador. Lleva años y “se ha vuelto normal y aceptada por los habitantes”.

Belice y Caimán

Hasta ahora el Ministerio Público informa que hay hondureños involucrados en las operaciones de explotación sexual. “Su objetivo son los cruceros por el pago que hacen los extranjeros por la compañía de jóvenes hondureñas”.

Pero también turistas que no precisamente llegan en cruceros y ven en Roatán un punto de diversión plena. Hay jóvenes que con consentimiento aceptan ser parte del
negocio. Otras, bajo promesas falsas, las trasladan, las venden en Roatán y luego las llevan a Belice y Gran Caymán.

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“A muchas víctimas se les da protección por las amenazas de los tratantes. En uno de los casos, el tratante al final del juicio fue absuelto y la víctima debe seguir con protección porque corre riesgo”.