"Fue un buen niño, un buen joven y así lo vamos a recordar", manifestó la ex primera dama Rosa Elena Bonilla antes de despedirse para siempre de su hijo Said Lobo, asesinado junto a tres jóvenes más la madrugada del 14 de julio en el bulevar Morazán, de Tegucigalpa, capital de Honduras.

"Me han quitado parte de mi vida destruyendo nuestra familia; nosotros no le hacemos nada a nadie", expresó entre lágrimas y abrazando un retrato de su vástago.

Asimismo, pidió a los presentes que oraran por su familia y agradeció su compañía en un momento difícil para los Lobo Bonilla.

"Yo no les puedo decir ni describir que dolor el que sentimos, pero sé que (Said) está con el señor", dijo la ex primera dama.

Entre lágrimas, consternación y luto, la familia Lobo Bonilla despidió el cuerpo sin vida de Saíd, de 23 años, asesinado a manos de sicarios.

El cuerpo de Lobo Bonilla fue sepultado en el cementerio ubicado en El Chimbo, Santa Lucía, Francisco Morazán.

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Permiso para despedirse de su hijo

La ex primera dama, Rosa Elena Bonilla de Lobo, está recluida en la Penitenciaría Nacional de Mujeres, en Támara, tras ser declarada culpable en marzo -en segundo juicio- como coautora de un delito de fraude y uno de apropiación indebida en el caso de corrupción "Caja chica de la dama".

Sin embargo, el jueves obtuvo un permiso de salida del reclusorio para estar presente en el velatorio y sepelio de su hijo.

El hecho

Alrededor de las 2:00 de la mañana del jueves 14 de julio se suscitó una masacre que dejó cuatro personas fallecidas en el edificio de un centro comercial, en el bulevar Morazán de la capital.

Los ahora occisos fueron identificados como Said Lobo (hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa), Luis Zelaya (sobrino del exgeneral Romeo Vásquez), Norlan Rodríguez (conductor de Said) y Salomón Vásquez (sobrino del diputado Walter Chávez).

Los autores del hecho (al menos seis individuos) llegaron a bordo de una pick-up vistiendo indumentaria de la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) y con armas de fuego para arrebatarle la vida a los cuatro jóvenes.

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