El nanosatélite hondureño Morazán, que servirá para monitorear tres ríos en
Centroamérica y emitir alertas en caso de inundaciones, se comenzará a construir en junio de 2023 y podría ser lanzado al espacio a inicios de 2024, luego de que agencias internacionales que apoyan el proyecto aprobaran el diseño.

Así lo indicó Fernando Zorto, jefe de la Dirección de Investigación Tecnológica de Ciencias Aplicadas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), quien encabeza el equipo multidisciplinario.

El visto bueno del boceto lo dieron el Instituto Tecnológico de Kyushu y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), con lo que se
completó la tercera de las cinco fases de este plan que comenzó en 2020.

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“El siguiente paso consistirá en la construcción del cuarto limpio, donde se va a armar el nanosatélite, y la estación terrena, que es donde va a operar”, dijo Zorto.

El Instituto Tecnológico de Kyusshu y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) aprobaron el diseño del nanosatélite. Foto :www.researchgate.net.

Dichas estructuras, que se prevé estén hechas antes de que termine el primer semestre de 2023, serán edificadas en la UNAH, acotó.

Mientras se realiza la licitación para la edificación de esas obras, se ejecutará la compra de los componentes del nanosatélite, explicó el profesional de la ingeniería.

Pequeño satélite

En la construcción del artefacto, que durará de tres a seis meses, participarán unos 40 estudiantes de la UNAH, la Universidad de San Carlos de Guatemala, la Universidad de
Costa Rica y el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica, quienes hicieron el diseño.

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Ellos le darán forma a un aparato de 10 centímetros cúbicos-similar a una pelota de balonmano- y de menos de un kilogramo de peso.

El proyecto, el primero de su tipo en Honduras, se realiza luego de que el equipo que lidera la UNAH ganara, en 2020, la Quinta Ronda del Programa KiboCube de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior y JAXA.

Su costo ronda los $200 mil (unos L4.8 millones).

Zorto cree que el dispositivo podría estar construido y funcional a finales de 2023 o inicios 2024, ya que previamente tiene que ser sometido a diversas pruebas.

Este es el chasis de nanosatélite hondureño Morazán, que sera construido en la UNAH. Foto::www.researchgate.net.

Pruebas intensas

Los primeros ensayos sobre el funcionamiento de las partes, que forman parte
de la fase cuatro, se realizarán en Honduras.

Luego, el aparato será enviado al Instituto Tecnológico de Kyussh para que durante unas dos semanas se le haga otro tipo de pruebas que estarán a cargo del
ingeniero Reynel Galindo, quien cursa un doctorado en desarrollo de pequeños satélites en ese campus de Japón.

La primera prueba será la de vibraciones, ya que, según explica Galindo, cuando un satélite es lanzado en un cohete al espacio enfrenta sacudidas que pueden hacer que se desprendan los componentes.

“La fase de lanzamiento es la fase crítica”, indicó el experto.

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Posteriormente, se verificará la resistencia del satélite a las altas y bajas temperaturas parecidas a las que experimentará cuando orbite en el espacio, que según Galindo, pueden ser de entre menos 100 y más 100 grados centígrados.

Para ese fin, el nanosatélite será ingresado a una cámara para ser sometido a temperatura de menos 40 y más 80 grados.

Lanzamiento

Luego de las evaluaciones, como parte de la fase cinco, el satélite será entregado
a JAXA para que realice el lanzamiento, lo que puede tardar de tres a seis meses, dependiendo de la disponibilidad de cohetes.


El nanosatélite será llevado a la Estación Internacional Espacial, donde un astronauta lo pondrá en la órbita terrestre baja; es decir, a 400 kilómetros de altura.

De acuerdo a Javier Mejuto, profesor de la Facultad de Ciencias Espaciales de la UNAH, quien es asesor del proyecto, el aparato viajará a 27,400 kilómetros por hora (8 kilómetros por segundo).

“Y para que se haga una idea, hará unas 11.25 vueltas a la Tierra por día, dependiendo de la altura final del satélite”, calculó.

Podría, según las proyecciones, durar en el espacio de seis meses a dos años.

Instituto Tecnológico de Kyusshu, de Japón, será donde se realizarán pruebas al nanosatélite.

Alerta de inundaciones

El nanosatélite hará un monitoreo del caudal del río Ulúa, de 240 kilómetros de largo, en el Valle de Sula, cuyas inundaciones se han vuelto más recurrentes.
De igual manera, el Salamá (145 kilómetros), en el suroccidente
de Guatemala, y el Matina (92 kilómetros), en la región atlántica de Costa Rica.

En los bordes de esos cuerpos de agua se instalarán estaciones remotas (sensores) que medirán la altura del río, velocidad y grado de humedad.

La información será enviada al nanosatélite y este la trasladará hacia la estación terrenal en Tegucigalpa.

Las autoridades de protección civil de cada país recibirán el reporte de parte de la estación terrena para determinar si es necesario hacer evacuaciones en esas zonas.

El objetivo será vigilar las crecidas de dichos afluentes con el fin de emitir alertas tempranas en caso de inundaciones hasta con 12 horas de anticipación.

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Zona de desastres

El Valle de Sula, donde habitan unas 2.5 millones de personas, es un área de 2,234 kilómetros cuadrados que abarca a los departamentos de Cortés, Atlántida, Yoro y Santa Bárbara.

En los cinco ríos que pasan este sector hay aproximadamente 800 kilómetros de bordos.

En 2020, las tormentas Eta y Iota generaron daños por $1,800 millones (L45 mil millones) y 91 muertos, principalmente por inundaciones en el Valle de Sula.

Promesas...

De acuerdo al subcomisionado de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco), Frank Antúnez, la represa El Tablón, un proyecto prometido por varios gobiernos, serviría para reducir en un 80 por ciento las inundaciones que se registran en el Valle de Sula,

De forma paliativa, las autoridades ejecutan acciones como dragado de ríos, construcción de bordos, rehabilitación de sistemas de alerta temprana
y de estaciones hidrológicas y meteorológicas, pero resultan insuficientes para evitar que el desbordamiento de los ríos generen destrozos, lamentó el funcionario.

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Los asentamientos humanos y los cultivos en las riberas de los cinco ríos que pasan por ese valle aumentan la vulnerabilidad, indicó.

El Gobierno de la presidenta Xiomara Castro prometió en 2022 que el embalse se construirá sobre el río Chamelecón a un costo de $200 millones (L4,800 millones), pero
la licitación no ha sido realizada.

El Valle de Sula es una de las zonas mas afectadas por las lluvias, las inundaciones se han vuelto constantes. Foto: OPSA.

Mejoran las respuestas

Por su parte, el jefe de Alerta Temprana de la Secretaría de
Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco), Juan José Reyes, catalogó como oportuno la asistencia que tendrán por medio de un nanosatélite que medirá la cuencas del río Ulúa para poder tomar decisiones prontas en caso de inundaciones.

"Significa que vamos a tener información en tiempo real, en los sistemas de alerta temprana no nos interesa si la información llega una, dos hasta tres horas
después", expresó Reyes.

Copeco cuenta con 22 sistemas de alerta temprana en cuencas hidrográficas, pero solo ocho están completas; es decir, tienen medidores, mapa de riesgo, internet y comunidades capacitadas

No obstante, continuamente los sistemas se arruinan, entre otras causas, por las crecidas de los ríos, lo que afecta la capacidad de reacción de las autoridades, indicó.

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