Una hora de copiosa lluvia fue suficiente para evidenciar la vulnerabilidad de Tegucigalpa, capital de Honduras, luego de inundarse varias casas y calles de la ciudad.
También se registró el desbordamiento de la quebrada La Orejona a la altura del sector de La Alameda y, como consecuencia, algunas viviendas y negocios quedaron anegados.