Son 976,912 deudores que tiene Honduras y el 63.4 % (619,189) tienen créditos de consumo, informa la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) basada en la última actualización.

Siguiendo con el desglose, el 10.6% de ellos (unos 103,390) tienen microcréditos; el 9.8% (96,125) poseen créditos comerciales y solo el 2.4% (23,355) tiene préstamos de vivienda.

El segmento masculino es el que presenta mayor endeudamiento. Más de 523 mil hombres representan el 53.6 % con un acumulado de L144,196,180 millones.

En tanto, 442,771 mujeres (45.3 %) registran una deuda que alcanzan los L94,367,520 millones.

Los deudores clasificados en el rango de persona jurídica son 10,676, lo que representa el 1.1 % y deben L266,273.700 millones.

Los créditos castigados; es decir, que tienen una mora superior a los tres meses de retraso, alcanza la cifra de 349,298.

Son personas que presentan un riesgo crediticio negativo en la Central de Riesgos
Crediticia.

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Morosidad

Ismael Zepeda, analista económico del Foro Social de la Deuda Externa (Fosdeh),
explica a tunota refiere que las personas de clase media y pobre tienen más tendencia a la morosidad.

“Contraen una responsabilidad como un crédito, un artículo, un bien, pero cuando el
encarecimiento de la vida y las emergencias golpean, terminan priorizando. Caen en mora, porque deciden no pagar”, expresa Zepeda.

También hay deudores a los que se les presta pero no pueden cumplir con las obligaciones financieras porque tienen bajos ingresos, según analistas.

“Hay otros, en menor proporción, que por picardía no pagan el crédito. Se ve una constante de acceder a ciertos bienes y no pagarlos”, señala el analista del Fosdeh.

Alimentarse o pagar

Los deudores en muchas ocasiones se ven en una disyuntiva: o se alimentan o pagan el crédito.

“Comer o pagar. Eso le pasa a la mayoría de los deudores que entran a las centrales de riesgo.

La mora aumentó sobre todo en el sistema financiero. Las cooperativas por el nivel de gestión, tienen mora, pero es menor”, indica Zepeda.

Por su parte, Sergio Zepeda, economista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), manifiesta a tunota que es clave tener en cuenta la cultura
del crédito en el país.

“El estudio de mora crediticia de la UNAH muestra un incremento de mora en aquellas personas que están con créditos atrasados.

La pandemia llevó a destinar los recursos limitados entre la atención a las necesidades del hogar o pagar préstamos”, dice.

Pero hay un 70% que mantiene sus créditos al día. “Están sanos”, afirma el catedrático.

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Sobreliquidez

Ante la sobreliquidez, el sistema financiero trata de colocar una mayor cantidad de recursos bajando los criterios de selección para que muchos accedan a créditos.

Las casas comerciales también los otorgan, pero Ismael Zepeda indica que estos comercios tienen previstos los riesgos en sus análisis.

“Es como un supermercado que sabe que hay artículos que se vencen o los roban o se dañan, pero están en los análisis financieros”, explica.

Analizar los requisitos para optar a los créditos es primordial. Muchos deciden tener tarjetas de crédito para obtener préstamos rápidos y es ahí cuando las personas deben valorar su capacidad de pago.

“Un consejo es disminuir los gastos en consumo que no aportan al hogar. Son bienes suntuarios o de lujo que a la larga generan problemas cuando no se tienen ingresos suficientes para cubrir esas deudas”, apunta Sergio Zepeda.

Riesgos de desempleo obliga a ahorrar

Para el analista económico y expresidente del sector asegurador, José Luis Moncada, la tasa de morosidad está creciendo.

“Recomiendo a los que trabajan en rubros expuestos a la crisis global y a la recesión de Estados Unidos, crear reservas y tratar de endeudarse lo menos posible”, aconseja.

Moncada advierte también que hay que ahorrar porque viene una temporada bastante difícil de desempleo y la falta de inversión.

Por el momento, no avizora nuevos empleos.

“No creo que haya inversión que genere trabajo para la gente que quedó desempleada en el 2022. Una gran cantidad de hondureños no se reintegraron a su trabajo después de la pandemia. Por eso hay que ahorrar y manejar realmente los gastos necesarios”, concluye el analista.