"Alegre", "atenta" y con un fuerte sentido del "sacrificio". Así describen a la japonesa desaparecida Narumi Kurosaki su madre y otros allegados durante el juicio abierto en Francia contra el chileno Nicolás Zepeda, acusado de haberla asesinado y deshacerse del cuerpo.

"De pequeña, era alegre y siempre estaba riendo", contó su madre, Taeko Kurosaki, ante un tribunal de Besanzón, en el este de Francia. "Era tan adorable, la amaba tanto que no me quería separar de ella ni un momento", agregó, emocionada. Su hija desaparecida era la mayor de tres hermanas.

Narumi Kurosaki, nacida el 23 de julio de 1995 en Tokio, desapareció el 4 de diciembre de 2016 durante un intercambio universitario en la localidad francesa. Tenía 21 años y su cuerpo nunca fue encontrado.

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Narumi Kurosaki es recordada como una joven sonriente.

Su exnovio, el chileno Nicolás Zepeda, está siendo juzgado en estos días por asesinato, un cargo que podría costarle una condena a cadena perpetua. 

El relato que ofrece Teaeko sobre su hija habla de "sacrificio" y determinación, la de una joven que tenía el "sueño" de viajar a Francia para estudiar y que se esforzó mucho por ello, pese a que las circunstancias en casa no acompañaran.

Para que su hija pudiera estudiar, Taeko, divorciada, tuvo que trabajar para tres empleadores distintos al mismo tiempo y "algunas semanas no tenía ni un día de descanso". 

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Pero también Narumi ponía de su parte. "Mi madre y mi padre se divorciaron antes de que yo empezara preescolar, pero mi hermana mayor sabía lo que era la separación y siempre intentaba ayudar a mi madre", explicó Kurumi, su hermana menor.

Narumi "tuvo empleos a tiempo parcial y todo lo que hizo, lo hizo pensando en nuestra familia", agregó la joven, resaltando su carácter "generoso".

"Voluntad de hierro"

Entre sollozos pero con un semblante de orgullo, Taeko Kurosaki destacó que su hija mayor, "que deseaba estudiar en una universidad privada", decidió inscribirse "en una universidad estatal para aliviar la carga financiera de la familia".

Su hija "se levantaba a las cinco de la mañana, sin encender la luz, abría un poco las cortinas de su ventana y se ponía a estudiar, con la luz del alba", recuerda la madre.

La hermana y la madre de Narumi Kurosaki, Honami (I) y Taeko Akiyama (C), respectivamente, asisten a una audiencia en el tribunal de Besançon acompañadas por su abogada. Foto: AFP.

Muy "curiosa", la japonesa "destacó" desde temprano en actividades como la natación, el piano y el baile, apuntó la madre y ganó varios premios en distintas disciplinas.

Tanto la hermana como la madre la describen como una muchacha "brillante", que ya "en preescolar leía cuentos a los niños que todavía no sabían leer".

"Mi hermana tenía una voluntad de hierro", apuntó Kurumi. "Al final, consiguió la beca" para estudiar en Francia. 

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Kurosaki llegó a Besanzón a finales de agosto de 2016 y quienes allí la conocieron, también la describen como alguien "jovial".

Su profesora de francés en el Centro de Lenguas Aplicadas (CLA) de la Universidad Franche-Comté de Besanzón, Nicole Poiré, se refirió a ella como una chica "radiante, brillante y sonriente".

"Autónoma e independiente"

Narumi "era muy sociable y se sentía muy realizada en sus actividades, que eran muy variadas", contó Shintaro Obata, un japonés que se alojaba en la habitación contigua a la de Kurosaki en una residencia universitaria de Besanzón, y que se hizo muy amigo suyo.

Según él, la joven "tejió amistades, se integró rápidamente en la vida de la universidad (...) y tenía cierta facilidad para conocer a la gente".

A Narumi, una chica "autónoma e independiente", tenía la cabeza llena de proyectos, según los que la conocieron.

Pero sus planes se truncaron el 4 de diciembre de 2016, el último día que fue vista con vida. 

Su desaparición sumió a su madre y sus dos hermanas en un "profundo dolor" que las llevó a pensar "varias veces en el suicidio". 

Un vacío que las tras tratan de sobrellevar teniendo presente la tenacidad de Narumi. 

"Fuera cual fuera la dificultad, ella siempre intentó superarla, logrando transformarla en algo positivo", señaló Kurumi. 

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