El expresidente de Ecuador Rafael Correa emplazó este viernes al actual jefe de Estado, Guillermo Lasso, a presentar pruebas de su supuesta alianza con los grupos indígenas que protagonizaron un levantamiento y graves disturbios el pasado verano para presuntamente lograr su impunidad, y le tachó, en una entrevista con Efe, de "mentiroso compulsivo".

Correa replicó hoy así a las durísimas acusaciones que Lasso vertió contra él esta misma semana en una entrevista con Efe en Naciones Unidas, en la que aseguró que el exmandatario es "un personaje antidemocrático" y "corrupto" cuyo único objetivo es "la impunidad de él y sus compinches".

"Supongo que primero habrá presentado alguna prueba porque puede decir cualquier disparate", respondió Correa al ser preguntado por esas declaraciones, que achacó a que "Lasso está desesperado, está alienado, está su gobierno destruido. Un fracaso total".

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Correa arremetió contra la "falta de honestidad de Lasso al repetir -dijo- que somos delincuentes, prófugos, que buscamos una impunidad con los indígenas".

El antiguo dirigente de izquierdas (2007-2017), a quien Bélgica otorgó asilo político, rechazó cualquier relación con Leonidas Iza, el líder de la mayor organización indígena de Ecuador y principal promotor de las protestas de junio pasado.

"Ni siquiera lo conozco, en mi vida he hablado con él, pero así son las mentiras", recalcó Correa, que vio en estas afirmaciones de Lasso un signo de "desesperación" y un "mecanismo de defensa porque todos saben que el corrupto es él".

Una acusación que fundamentó en las pruebas contenidas en los llamados "Papeles de Pandora": "Uno de los tres presidentes latinoamericanos involucrados en 'Pandora Papers' se llama Guillermo Lasso", señaló.

En su opinión, las movilizaciones de junio pasado han dejado al Gobierno ecuatoriano "destrozado".

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Pero Correa dejó clara su falta de respaldo a las protestas violentas. "Yo no estoy totalmente de acuerdo con esas movilizaciones (...) Seis muertos por una reducción de 15 centavos de gasolina. ¿Eso es perder la perspectiva, no? Entonces yo no estoy de acuerdo con eso", señaló el político, para quien "debemos ser coherentes si somos democráticos".

Situación jurídica

Preguntado por si cree que pudiera haber un paralelismo con Jorge Glas, vicepresidente en su Gobierno y por poco tiempo en el de su sucesor, Lenin Moreno, en el caso de que tuviera que cumplir pena en su país, Correa respondió: “Va a ser peor. Yo voy a una prisión ecuatoriana y no salgo vivo”.

Un tribunal de la provincia costera de Manabí denegó a finales de agosto un segundo “habeas corpus” a Glas, que guarda prisión por casos de supuesta corrupción por cerca de cinco años.

“Puede tener la certeza que un hombre absolutamente honesto es víctima de una trampa para robarle la vicepresidencia”, comentó, y argumentó que la revocación de las decisiones judiciales para que Glas quedara libre, con orden de detención de jueces incluida, da el mensaje de que “nadie haga justicia” que favorezca a los correístas o “miren lo que les pasa”.

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A Glas “le están destruyendo la vida y obviamente es muy difícil después que eso se revierta sobre los culpables de estas acciones como Lasso, y quedarán en impunidad”, dijo.

Correa fue condenado a ocho años de prisión en Ecuador por cohecho en el caso "Sobornos 2012-2016", una trama de corrupción en la que se recibieron aportes indebidos en el palacio presidencial para la financiación irregular del movimiento oficialista Alianza País, a cambio de la adjudicación de millonarios contratos del Estado a diversas empresas, entre ellas la constructora brasileña Odebrecht.

En cualquier caso, recalcó hoy que después de que Bélgica le concediera el asilo político, ve “imposible” que el país ceda a las peticiones de extradición de Ecuador.

Correa sí reconoció haber temido por su vida fuera de Ecuador, y remitió a “ver las redes sociales, puede ver todos los insultos, puede ver todos los ataques”.

Sobre la posición del Gobierno de Lasso ante la próxima extradición a Estados Unidos del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que había estado asilado en la Embajada ecuatoriana en Londres, el exmandatario lamentó la “traición a la institución milenaria del asilo” y “la humillación planetaria para el país”.

Próximos pasos

Correa se pronunció también sobre la consulta popular que impulsa el Gobierno de Lasso para reformar la Constitución, y la calificó como “otra ridiculez” por cómo ha sido planteada.

“No se puede manipular la opinión pública, no se puede actuar en función de la coyuntura, no se puede utilizar como cortina de humo para desviar la atención del fracaso del gobierno”, señaló, y recordó que la propuesta de implicar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico ya la aplicó en su mandato en 2016.

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Correa explicó que tiene pensado viajar a final de mes a Venezuela, México y Argentina, países con gobiernos afines, ya que "hay que tener cuidado con ciertos gobiernos, pese a que no existe ninguna alerta roja (por parte de Interpol)" contra él.

Según Correa, el Gobierno de Lasso “se pone nervioso hasta por un tuit mío (…) Voy a tener que decir, dadme un iPhone y llegaré a la presidencia”, comentó, parafraseando al expresidente ecuatoriano Velasco Ibarra, que en su día hablaba de un “balcón” y no de internet.

Correa afirmó que pese a que “me han puesto todos los candados para que no me vuelva a presentar la Presidencia de la República”, la suya es “la principal fuerza política” y hay “grandes probabilidades de ganar en 2023 las elecciones locales y en 2025 las elecciones presidenciales”.

“Pero ese no es el objetivo (…) El objetivo es sacar al país del subdesarrollo, del retraso, y esta gente nos ha llevado 20 años atrás”, concluyó. EFE