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En el gobierno de Xiomara debe mandar Xiomara

Una nación en crisis, como la que recibió Xiomara, requiere de liderazgo fuerte para superar sus principales problemas


A menudo escucho decir que las crisis son oportunidades, que en los momentos de dificultad es cuando surge lo mejor de cada quien, no obstante esta es una verdad a medias, cuando las adversidades llegan se requiere carácter y coraje para enfrentarlas, personalidad fuerte y pensamientos sanos, se vence una crisis no solo descubriendo su origen, sino preparando estrategias individuales y colectivas para superar el impacto de su problemática.

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Recuerdo una de las tantas narraciones del fallecido humorista de la radio en Honduras, Carlos Salgado, en “las historietas de frijol el terrible”, haciendo junto a su alero “gañote” una parodia en referencia al expresidente Juan Manuel Gálvez, a quien sus opositores, según la historieta de CASAL, le gritaban en señal de burla “en el gobierno de Manuel, mandan todos menos él”.

Ficción o no, lejos de generar controversia mueve a reflexión y análisis la debilidad de los liderazgos nacionales en la conducción de los destinos del país y la necesidad de establecer verdaderos equilibrios en el manejo y la administración gubernamental, dejando en claro que el liderazgo lo asume quien recibe el mandato popular directo mediante el voto ciudadano.

Uno de los cuestionamientos que a menos de 100 días de gobierno se le hace a la presidenta Xiomara Castro es precisamente esa debilidad mostrada en su rol de gobernante con relación al fuerte protagonismo que de entrada han adquirido por ejemplo su esposo, el expresidente Manuel Zelaya o sus hijos, a quienes se les ve a menudo ejerciendo funciones de representatividad oficial que por ley no les corresponden.

Vea: Expresidente ecuatoriano Rafael Correa llega a Honduras y se reunirá con Xiomara Castro

Por décadas, los hondureños han vivido en permanente crisis, cargando con las propias y también las colectivas, enfrentados a la dificultad económica, la inseguridad, el desempleo, la escasez, los ineficientes e inaccesibles servicios de salud y educación y más reciente, una escalada de corrupción e impunidad, que provoca el desencanto ante las acciones de liderazgos débiles, vacíos de credibilidad y faltos de capacidad.

Una nación en crisis, como la que recibió Xiomara, requiere de liderazgo fuerte para superar sus principales problemas, mujeres y hombres de Estado, que muestren por fin que Honduras ya no será condenada al riesgo de ser gobernados por una especie de supuestos “lideres” avaros, prepotentes, manipuladores, que no escuchan el clamor popular, desleales, amantes de la adulación, indiferentes e insensibles entre muchas otras características que identifican a la antítesis de un buen líder.

El secreto de los grandes liderazgos está en acompañarse de un equipo de trabajo en el que todos, absolutamente todos compartan la visión de la cabeza y enfoquen esfuerzos en la consecución de objetivos concretos, un gobierno con funcionarios beligerantes, que generen confianza, que privilegien experiencia y capacidad por encima de activismo, afinidad familiar o interés político.

El gran problema es que si un líder delega en otros sus responsabilidades, se expone a decisiones mal tomadas por parte de personas que se creen infalibles o que piensan que en su cargo pueden hacer lo que les plazca por estar bien recomendados.

Lea también: Xiomara Castro: 'Como mujer, no puedo estar en la presidencia si no lucho por la defensa las mujeres'

Si de algo se debe preocupar Xiomara Castro en su condición de mandataria, es tener en su esquema de gobierno a buenas personas que además de grandes capacidades profesionales tengan calidad humana y alta sensibilidad social, honestas y transparentes en su gestión, que sirvan al país y a su gente por convicción y no por vanidad u oportunismo y que sobre todo, aunque sean su familia, respeten le investidura que le ha sido otorgada por más de 1.7 millones de hondureños que esperan verla a ella al frente de los destinos de la nación, ejerciendo con propiedad, firmeza y liderazgo el mandato popular, es ella la presidenta.

Es Castro Sarmiento la de la representatividad oficial, su esposo ya tuvo su tiempo y sus hijos quizás lo tendrán a futuro. Es responsabilidad directa de la presidenta llevar su gestión hacia los mejores resultados y que después de cuatro años no se diga que en el gobierno de Xiomara mandaban todos, menos Xiomara.


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