A 24 años de la devastadora experiencia que dejó el huracán Mitch en nuestro país, es oportuno hacer una reflexión sobre los recursos y valores que tenemos como sociedad. Refiriéndome con ello, no a los recursos económicos, ni a los valores morales (que indudablemente son valiosos).

Mi intención hoy, como Coach Ejecutivo y de Vida, es reflexionar sobre las competencias y cualidades que poseemos como nación. Ya que identificar nuestras fortalezas es el punto de partida necesario para alcanzar el éxito y lograr prosperidad.

Por tanto, desde este entendido, debemos reconocer y valorar que somos una sociedad unida, donde el apoyo y la colaboración mútua, siempre está presente en medio de las crisis. Igualmente, somos una sociedad integracionista, donde el mestizaje de nuestro origen ha permitido el florecimiento de una sociedad alegre, generosa y optimista. Cuyo sello distintivo es la cordialidad, jocosidad y amabilidad.

Del mismo modo, poseemos valores como la laboriosidad, la persistencia, y la determinación. Éstos, están presentes en los hombres y mujeres que con fatiga, garra y decisión, se levantan cada mañana en busca de su progreso y el de los suyos.

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Por estas y otras razones, hoy es un día especial y oportuno para generar consciencia de los valores y recursos que poseemos como país, ya que de la forma en que nos auto percibimos generamos oportunidades.

Entonces, debemos estar concientes que el camino hacia el empoderamiento y la producción de pensamientos y comportamientos de éxito y prosperidad, nacen de un autoestima y orgullo nacional robusto.

Dicha afirmación se sustenta en la Programación Neurolingüística, que sostiene que las palabras y creencias tienen un gran poder. Ya que éstas se graban en nuestro cerebro y por medio de conexiones neuronales, éste valida como buena o mala la información recibida, de acuerdo la experiencia, enseñanza y creencias adquiridas.

Por tanto, es tiempo de comenzar a enfocarnos en los grandes valores que poseemos como nación, y dejar en el olvido el uso de calificativos infructuosos, que no corresponden a los valores que tiene nuestro pueblo, y que daña el autoestima de una nación.

Es tiempo de conectar con la valía, la dignidad y la garra que nos caracteriza a los hondureños.

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