El 25 de enero se celebra el Día de la Mujer en Honduras y me hizo reflexionar sobre los retos que enfrentamos en todas las dimensiones de nuestras vidas.

Como pulpos. Así pasamos. Hacemos malabares para cubrir a diario los múltiples roles que tenemos a nivel personal, familiar y profesional.

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Pienso en todas aquellas niñas que no tienen oportunidades de estudio, que no se les permite desarrollarse integralmente y que son abusadas mental y físicamente.

En las mujeres que sufren acoso y no alzan la voz por motivos que superan su capacidad de denunciar. En las que trabajan incansablemente y sacan adelante a su familia.

En la mujer del área rural, en la migrante. En las que sacrifican su desempeño laboral para dedicarse a sus hijos y las que sacrifican tiempo con sus hijos para salir al frente con el día a día.

Pienso en las emprendedoras, en las que sí han tenido oportunidades y las aprovechan y nos enorgullecen.

En las que nos abrieron el camino a todo lo que hoy tenemos acceso.

Pienso en todas, cada una bella, valiosa e importante por igual.

En el trabajo, que haya equidad e igualdad tanto laboral como salarial y las mismas oportunidades de crecimiento y promoción dentro de las empresas.

Que se deje de ver el género, la edad o la cultura y se vea la capacidad y formación. Sobre todo, que se nos respete en todo sentido y no exista acoso sexual y/o laboral. Debe haber empoderamiento, protagonismo, presencia y liderazgo.

Empoderamiento, por nuestras capacidades y habilidades, creer en nuestro potencial y trabajarlo.

Protagonismo, por nuestros logros. Presencia, por nuestro empoderamiento y protagonismo.

Y liderazgo al combinar todo lo anterior con la capacidad de gestión de equipos.

Y a nivel personal y familiar cada caso es distinto, pero podemos resaltar la gran cantidad de madres llevando solas la tarea del hogar tanto económica como emocionalmente.

Tenemos la obligación de continuar creando conciencia sobre el respeto a los derechos de la mujer, hemos avanzado pero hay mucho camino por delante todavía. Es importante ayudarnos unas a otras a mejorar, a salir adelante y a brillar cada una con su luz única y propia.

Cada quien desde su trinchera. Espero con mi experiencia de vida, aportarles un granito de arena a su salud mental, inspirarlas, motivarlas y empoderarlas con mucho amor propio, porque todo comienza ahí.

Feliz día.

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