El más reciente informe de Mercado Laboral presentado por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) revela datos en el cual se refleja cómo estamos las mujeres y lo mucho que falta por reducir la brecha de desigualdad. 

Las oportunidades para las mujeres cada vez son más escasas en el campo laboral, crecemos en algunos aspectos, pero las oportunidades se nos siguen negando y así se manifiesta en cuanto al empleo remunerado. 

La radiografía de la situación laboral de las mujeres es un buen punto para el análisis, la reflexión y la toma de decisiones en políticas públicas para un mayor empoderamiento y avanzar en reducir la brecha de desigualdad, pues el informe nos está dando un dato preocupante:

Las mujeres están entrando a la categoría de los “desalentados” en materia laboral; es decir, aquellas personas que no se encuentran trabajando al momento en que son consultados, ni tampoco están buscando activamente un empleo porque consideran que no lo van a encontrar. 

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De los datos ofrecidos por el informe del Cohep, de cada 10 desalentados, seis son mujeres, que representan un total de 308,197 féminas.

Estas mujeres que están inactivas carecen de habilidades y conocimientos que provienen del trabajo y a medida que envejecen tienen menos incentivos para buscar un empleo, contribuyendo al deterioro de sus familias y la economía hondureña, advierte el informe. De esas mujeres desalentadas, muchas son jóvenes, algunas han cursado algún grado de estudio medio o superior, pero el trabajo no aparece, como se promete.

En el país hay más de 482 mil personas que caen en la categoría de los desalentados; de ellos más de 173 mil son hombres, el resto mujeres.

Ese desaliento incide para aumentar el fenómeno migratorio que también sufre el país, al que se suma la violencia e inseguridad, así como la necesidad de la reubicación familiar y el acceso a la educación. 

Nuestras mujeres cada vez optan por migrar más, muchas son jóvenes. Entre enero y mayo de 2022, migraron un poco más de 7,500 mujeres. Otro de los factores que golpean la brecha de la desigualdad es la remuneración salarial. 

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Las desigualdades son evidentes: mientras los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados ganan un salario promedio mensual de más de 7,600 lempiras, las mujeres apenas les pagan un poco más de 4,500 lempiras. 

En el sector de agricultores y trabajadores calificados, agropecuarios forestales y pesqueros, el salario de un hombre es mayor a los 4,183 lempiras, pero a las mujeres, apenas supera los 1,400 lempiras en promedio. 

Evidencia, así, la necesidad de crear oportunidades de trabajo de mayor calidad, propone el informe, al indicar que en el rango de profesión media los salarios entre hombres y mujeres no son tan abismales. 

En materia de empleo y ocupación, la desigualdad se vuelve a reflejar al indicar que las mujeres son mayorías en categorías como cuenta propia y trabajador familiar, generalmente asociadas a la informalidad y baja productividad. El desaliento se agrava.

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