Han pasado más de 172 días desde que inició el confinamiento en Honduras y más de 248 desde que la libertad y seguridad que se disfrutaba en muchos países en el mundo entero comenzó a cambiar, a esto que se llama: nueva normalidad.

Muchas cosas han cambiado en este tiempo y seguramente muchas más cambiarán en el corto plazo, pero algunas cosas, algunos principios eternos, algunas verdades esenciales inherentes al ser humano, siguen constantes, inmutables, y por eso sigue siendo una buena idea orar.

Durante este tiempo la gran mayoría de nosotros hemos experimentado, en alguna medida, el temor a la enfermedad, la incertidumbre ante el futuro inmediato, la tristeza y el vacío que deja el luto de seres queridos perdidos, la sensación de inseguridad, la pérdida de libertad; otros han perdido sus trabajos, su estabilidad económica, sus empresas... ante todas estas situaciones, sigue siendo una buena idea orar.

Más allá de la religión, de la concepción que se tenga sobre la naturaleza de la vida, aún de las creencias folclóricas y el conocimiento científico, en cada ser humano existe la necesidad de trascender, de amar, de ser amado, de vivir; y todas estas necesidades son una manifestación de nuestro diseño espiritual. Somos seres espirituales con la necesidad, la reconozcamos o no, de tener una relación con Dios.

Por eso es una buena idea orar, rezar, meditar, cualquiera sea la forma en que lo denominemos; hablar con Dios, apartar por unos minutos nuestra mente y nuestro corazón de lo que nos rodea y nos abruma, conversar con el eterno y todo poderoso Dios de amor y tratar de percibir lo que nos puede decir.

Aún, si tu experiencia en estos meses ha sido diferente y haz tenido salud, trabajo, e incluso, la oportunidad de sobresalir, de generar ganancias. Si esta crisis, te ha catapultado a nuevas oportunidades, para ti también es una buena idea orar para agradecer y discernir cuál es el propósito que hay en todo esto en tu presente y futuro y en el de quienes te rodean.

Sigue siendo una buena idea orar, hablar con Dios y escuchar su respuesta, la percibirás como una idea, la leerás en algún lugar. Te llegará a través de una voz que te habla, Dios se encargará de que su respuesta llegue a ti.

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