La RAE define la ética como “el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” y “parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.” 

En este contexto, el marco ético organizacional debe reflejar lo anterior con claridad y debe estar delineado y comunicado efectivamente a través de todos los canales de forma que no exista vacío de orientación moral o duda alguna de los valores de la empresa.

Y este marco se reflejará en el comportamiento ético de todos, el cual no necesariamente va a impactar de forma directa sobre el servicio o producto de la empresa, pero en definitiva sí sobre la percepción del colaborador (comunicación interna) o cliente (comunicación externa) y su compromiso con la misma. 

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El nivel de satisfacción, sentido de pertenencia y fidelización va ligado no solo a la calidad, sino también con qué tan identificados se sienten a nivel personal con el producto, servicio o empresa. Adicionalmente, los valores morales son intangibles y deben gestionarse adecuadamente para asegurar que vaya de la mano con los objetivos de la organización. 

Y los estándares éticos deben mantenerse de forma continua para que se transmita un sentido de confianza y estabilidad que motive o fidelice siempre. Este es un tema extenso que abarca también procedimientos, normas, procesos continuos, código de conducta, entre otros, que no debe dejarse en segundo plano y debe ser un recordatorio del por qué, del propósito y visión de la empresa. 

Te animo a que evalúes si tu empresa está practicando la ética en la comunicación, si la está transmitiendo bien, y/o si la estás percibiendo y te sientes identificado.

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