Si hay una palabra responsable del bajo desempeño laboral y adversaria ante el cumplimiento de nuestras metas, es la procrastinación.

¿Pero qué es procrastinar? Más allá de explicar su significado etimológico que en latín, se deriva de la palabra procrastinare que significa dejar hasta mañana. Y del griego akrasia, que es hacer algo en contra de un mejor juicio.

Quisiera explicar la procrastinación con la metáfora de El Bote de Pepinos. Si queremos hacer un curtido de pepinos, lo primero que debemos hacer es introducir los pepinos más grandes en el bote. Posteriormente, conviene introducir los más pequeños en los espacios sobrantes a fin de optimizar el resultado final.

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De esta forma obtendremos un productivo y delicioso bote de pepinos curtidos. De igual manera deben priorizarse las tareas más importantes y productivas y finalizar con las pequeñas y menos provechosas.

¿Pero, por qué procrastinamos?, ¿por qué dejamos para después tareas importantes que podrían proporcionarnos grandes beneficios?, ¿por qué dejamos para después el inicio de nuestra dieta?, ¿por qué no empezamos a trabajar en el proyecto de nuestros sueños?

Para entender este comportamiento errático del que todos podemos ser víctimas, tenemos que entender cómo funcionamos desde nuestro cerebro ante los estímulos. Por ejemplo, ante el estímulo de empezar a diseñar el plan de negocios de mi proyecto anhelado.

El cerebro podrá interpretar esta tarea como abrumadora, difícil o de mucho esfuerzo y agobio. Consecuentemente, presentará alternativas de tareas más complacientes y poco demandantes, a fin de minimizar esas emociones negativas. Si se cae en este engaño, se pueden realizar muchas tareas sencillas, cortas, y de poco esfuerzo, creando la sensación de realizar varias e importantes tareas, aun cuando realmente no lo son.

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Este comportamiento, no solo impide la ejecución de tareas beneficiosas y convenientes, sino que aplaza la ejecución de labores realmente importantes. Lamentablemente, la conducta anterior generará aún mayor agobio, ansiedad, y estrés. Como consecuencia, se producirán nuevas y falsas recompensas, creando un círculo vicioso emocional que nos alejará de nuestros proyectos, labores y metas más provechosas.

Recuerde, es importante no caer en el engaño de invertir nuestro tiempo, esfuerzo, y energía en falsas retribuciones. Aprendamos a enfocarnos con firmeza y voluntad en las tareas que generan prosperidad. 

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