Distintas personalidades han expresado sus pensamientos y reflexiones sobre la inflación a través del tiempo, tal es el caso de la ex primera ministra Margaret Thatcher que decía “La inflación es la madre del paro, y la ladrona invisible de los que han ahorrado”.

El poeta Jorge Gonzalez Moore escribió que “La inflación es el ladrón más sutil y eficiente”, mientras que el economista Milton Friedman dijo que “La inflación es un impuesto sin legislación”.

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Al leer estas frases encontramos un punto en común, la inflación se visualiza como un ladrón o un impuesto.

¿Por qué se tiene esta concepción? Por dos factores principalmente: primero, la inflación reduce el poder adquisitivo de la población.

Esto quiere decir que, si los ingresos monetarios se mantienen constantes, las personas compran o adquieren una menor cantidad de bienes y servicios.

Segundo, si los ahorros monetarios (en forma de dinero) reciben una retribución en forma de interés menor a la inflación da como resultado menor riqueza (patrimonio), dado que el aumento de los precios sobrepasa el rendimiento obtenido por el ahorro, reduciendo los bienes y servicios que podemos adquirir en el futuro.

Como se observa en ambos casos la inflación reduce los recursos monetarios que tenemos a nuestra disposición, actuando como un ladrón silencioso o como un impuesto que se nos deducen sin darnos cuenta.

Esta situación se da en todas las economías del mundo, sin excepción, al enfrentar episodios de inflación alta y sostenida.

No obstante, el caso de Honduras tiene una particularidad relevante respecto a este tema.

Para entender esta afirmación, debemos elaborar algunas ideas.

Comenzamos por establecer que es un hecho que las personas que se encuentran en situación de pobreza utilizan todo su ingreso en consumo, en especifico de bienes y servicios básicos, sin cubrir por completo sus necesidades primarias.

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Estas personas al enfrentarse a una situación de alta inflación se convierten en la población más vulnerable, esto debido a que no tienen margen para sustituir bienes y servicios, llegando a situaciones extremas en las que tienen que decidir entre comer o no comer, afectando con ello su nutrición , con todos los efectos negativos que ello conlleva.

Tomando lo anterior en cuenta, y considerando que Honduras posee uno de los niveles más altos de pobreza a nivel continental, que, según datos de su Instituto Nacional de Estadísticas, sería más del 70% de la población (julio 2021), por lo tanto, una inflación alta y sostenida pone en un importante dilema a la mayoría de la población hondureña.

Es por todo lo anterior que una inflación descontrolada es tan perjudicial, en especial en un país con niveles altos de pobreza.

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