Eso es precisamente la introspección. Sin ella, no nos conocemos bien y no entenderemos el porqué de nuestras actitudes y reacciones, no identificaremos nuestras fallas ni que debemos mejorar. Es un primer paso hacia una nueva vida interna saludable. Y luego de ese primer paso, debe convertirse en un constante. Lo anterior por nosotros mismos y por la responsabilidad que tenemos con los demás porque las personas heridas hieren a los demás porque sin excepción damos lo que tenemos dentro, consciente o inconscientemente.

El autoconocimiento y la reflexión se han vuelto un lujo estos días modernos que pasamos hiperconectados y de una actividad a otra con las obligaciones y el tiempo corriendo en contra nuestra. Debemos sí o sí hacer el tiempo para nuestra introspección, que se vuelva un hábito y tan importante como comer, porque así como alimentamos el cuerpo y lo ejercitamos, así mismo debemos nutrir la mente y el alma y ejercitarla con una limpieza de lo que nos ata y hunde, y llenarnos solo de crecimiento. Esta costumbre ayuda a que seamos personas felices, a mejorar nuestra salud mental, a tomar mejores decisiones y a gestionar emociones.

Todo comienza con mirar hacia dentro, a explorar los sentimientos y entender nuestro comportamiento.

Luego, viene identificar las áreas a mejorar y por supuesto, la acción. Camina siempre sin detenerte, viaja hacia tu interior y disfruta el proceso, porque tal cual escribió Sócrates: "Amigo mío … cuida tu psiquis … conócete a ti mismo, porque una vez que nos conocemos a nosotros mismos, podemos aprender a cuidarnos”.

¡Feliz semana!

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