Motivar es dar causa, influir para comenzar a actuar sobre algo y trabajar sobre ello hasta lograrlo. Debemos hacer de la motivación un hábito para mantenernos en constante mejoría y cumplimiento de metas que va a darnos un sentido de satisfacción necesario para nuestro crecimiento personal.

Para ello requerimos:

  • Establecer metas pequeñas, alcanzables y luego ir escalándolas.
  • Actitud positiva.
  • Mentalidad de crecimiento.
  • Aprendizaje continuo.
  • Aceptar equivocaciones y reintentar.
  • Enfocar energías en cumplimiento de objetivos.
  • No desistir.
  • Disfrutar cada parte del proceso.
  • Persistencia.

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En el ámbito laboral es un poco de lo mismo, pero en dos vías, porque acá entra la motivación personal (intrínsica) y la del jefe a sus colaboradores (extrínsica). El líder es el indicado para saber destacar a cada quien y sacar el mejor desempeño para tener resultados favorables en los objetivos de la empresa. Un empleado motivado ve con ilusión su trabajo y esto es clave para mejorar la productividad.

Para lograr la motivación laboral deben ir incluidos tanto incentivos materiales (sueldo, bonos, reconocimientos, etcétera) como los no materiales como el salario emocional. El tema de la motivación requiere mucha inteligencia emocional porque ésta te da la capacidad de gestionar la frustración, el estado de ánimo y las relaciones con los demás.

«La energía y la persistencia conquistan todas las cosas». Benjamin Franklin

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